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((**Es18.601**) los diversos establecimientos de nuestra Pía Sociedad, actuando como maestros de arte en los talleres, como catequistas en los oratorios festivos y especialmente en las misiones. Por eso y para corresponder debidamente a su vocación: 1. Mostrarán en todo lugar y circunstancia respeto a los Superiores y a los Sacerdotes, viendo en ellos unos Padres y unos Hermanos, a los que deben vivir unidos con el vínculo de la caridad fraterna formando un solo corazón y una sola alma (Reg. Cap. II, 2). 2. Desempeñarán con diligencia el cargo que se les asignare, sea el que fuere, teniendo en cuenta que no es la importancia de la encomienda lo que la hace agradable a Dios, sino el espíritu de sacrificio y de amor con que se realiza. 3. No se tomarán trabajos ni encargos externos, sin expreso consentimiento de los Superiores. 4. En todo lugar y ocasión, en casa y fuera de ella, con las palabras y las acciones, demuestren siempre que son buenos religiosos, ya que no es el hábito lo que hace al religioso, sino la práctica de las virtudes religiosas; y, lo mismo ante Dios que ante los hombres, es más apreciado un religioso vestido de seglar, pero ejemplar y fervoroso, que no otro vestido con hábito, pero tibio e inobservante. ((**It18.700**)) & 2. Sobre los aprendices Una de las principales obras de caridad que ejerce nuestra Pía Sociedad es la de recoger, por cuanto le es posible, jóvenes abandonados, a quienes sería inútil instruirlos en las verdades de la fe católica, si no se les enseñase o preparase en un arte u oficio. En aquellas casas en las que el número de aprendices es elevado, se puede encargar a un Socio el cuidado de los mismos, con el título de Consejero profesional. La finalidad de la Sociedad Salesiana, al acoger y educar a estos jóvenes aprendices, es la de prepararlos de tal modo que, al salir de nuestras casas, después de terminar su aprendizaje, puedan ganarse honradamente el pan, estén bien instruidos en la religión y tengan los conocimientos científicos suficientes para su estado. De ello se sigue que el plan de su educación debe ser triple: religioso-moral, intelectual y profesional. Educación religioso-moral Se obtendrá una buena educación religioso-moral si se practican las siguientes normas: 1. Cuídese con esmero que el reglamento de las casas sea fielmente cumplido. 2. Recuérdese frecuentemente a los alumnos el pensamiento de Dios y del deber, y se les convenza de que las buenas costumbres y la práctica de la religión es natural y necesaria para toda clase de personas. 3. Cuídese mucho que sepan y vean que son amados y apreciados por los Superiores, lo cual se obtiene tratándolos con espíritu de verdadera caridad, como se recomienda en el santo Evangelio. 4. Para animar al estudio del catecismo, establézcase un examen especial, con premios a distribuir con cierta solemnidad a los que obtuvieren mejores calificaciones. 5. Instrúyaseles en el canto gregoriano, para que, al salir de la escuela, puedan tomar parte en las funciones religiosas de las parroquias y asociaciones religiosas. (**Es18.601**))
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