((**Es18.579**)
d) Monseñor Vicente Berchialla
Reverendísimo Padre en Cristo:
Aunque ya fui inscrito por V. Rvma. Paternidad
como Cooperador Salesiano el año 1878, cuando tuve
la satisfacción de pasar unas horas en su compañía
en Lanzo, sin embargo, he aceptado con
reconocimiento el nuevo título que me envía, con
fecha del primero de mayo, y que me ha llegado a
Cágliari el día veintidós, juntamente con el
volumen de la Revista que contiene la Historia de
su benemérito Instituto.
Ciertamente es muy poco lo que yo puedo hacer
en favor de su veneranda Congregación, dado el
cúmulo de Obras aquí existentes y que hay que
sostener y encaminar: sin embargo, espero que un
día u otro se cumplan los deseos de mi querido
antecesor, monseñor Balma, y míos para que un
grupo de Salesianos, templados con vigoroso
espíritu de mortificación y celo vengan a cuidarse
de nuestra juventud abandonada.
Esto es una calamidad: íhay que ver cómo se
enseña el catecismo en esta ciudad! No hay una
escuela u oratorio para los muchachos; grupos de
jovencitos sin trabajo, ((**It18.674**))
sucios, ignorados hasta por sus padres. Si V. S.
viese por sus ojos todo esto, no podría dejar de
conmoverse y tener piedad de tanto abandono.
El general de los Escolapios no pudo con toda
su autoridad reunir media docena de sus religiosos
dispersos, que hacen muy poco o nada, que
disfrutan de pensiones y llevan cruces al pecho y
se hicieron con ricos patrimonios con su voto
solemne de pobreza.
Tengo misioneros que trabajan muchísimo, pero
llevan sobre sus hombros el peso de sesenta
Hermanas de la Caridad con una media docena de
establecimientos; y eso sin contar las clases de
latín y de moral que dan a mis seminaristas
mayores, juntamente con los seminaristas de otras
diócesis.
Así que, cuando vengan sus hijos, encontrarán
dos grandes cosas para ellos; a saber, dos mil
muchachos para educarlos y formar buenos obreros
cristianos y doscientos jovencitos para darles las
clases de bachillerato y encaminarles a
convertirse en buenos ciudadanos.
Y la divina Providencia también se encuentra en
medio de las miserias de esta isla famélica.
Beso su mano y me encomiendo con mi diócesis a
sus oraciones. Me profeso,
Cágliari, 25 de mayo de 1886.
Su
afmo. y seguro servidor
>>
GREGORIO VINCENZO, Arzobispo
27 (es una traducción libre del
soneto)
Dedicatoria de la Vida de Mamá
Margarita
Al llegar hoy el día de tu fiesta
quise darte una prenda de mi amor,
poniendo una corona en tu testa,
perfumada con pétalos de flor.
(**Es18.579**))
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