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Los testimonios de obediencia por parte de los
Salesianos fueron los que era lógico esperar; no
es necesario que hagamos una mención detallada. La
más solemne y significativa de tales
manifestaciones debe considerarse la votación del
Capítulo general del año 1898, cuando fue
reelegido por sufragio casi unánime Rector Mayor.
La Superiora General de las Hijas de María
Auxiliadora, que no se había atrevido a manifestar
de viva voz sus sentimientos en su visita de hacía
poco, los expresó en su carta del nueve de
febrero, de la que nos parecen dignos de señalar
los siguientes párrafos: <>.
Fue así como todo reemprendió su marcha normal;
y la realidad no desmintió en nada las esperanzas;
más aún, éstas fueron superadas con mucho. Y
trancurrido ya medio siglo desde la muerte de don
Bosco, si dirigimos atrás nuestra mirada, aparece
manifiesto el cumplimiento de las tres ideas de
monseñor Manacorda: unión, capacidad, porvenir.
Respecto a la unión tenía sus dudas el mismo
León XIII, ((**It18.630**)) de lo
que no quiso hacer misterio. En la audiencia del
22 de marzo de 1888 a monseñor Cagliero, habiendo
éste hablado de la unión constante de todos los
Salesianos, después de la muerte de don Bosco, el
Papa confesó abiertamente que éste había sido su
temor, pero que entonces se encontraba
contentísimo 1.
>>Cuántas son las Ordenes y Congregaciones
religiosas más importantes, que no han sufrido en
sus principios la contrariedad de cismas
1 Carta de don Antonio Riccardi a don José
Lazzero, Roma, 22 de marzo 1888 (Ap., Doc. 108).
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