((**Es18.537**)((**It18.623**)) Si
después de mi muerte, la divina Misericordia, por
los méritos de Jesucristo y la protección de María
Auxiliadora, me encuentra digno de ser recibido en
el Paraíso, rogaré siempre por vosotros, rogaré
por vuestras familias, rogaré por las personas que
os son queridas, para que un día vayan todos a
entonar eternas alabanzas a la Majestad del
Creador, arrobarse en las delicias divinas y
cantar sus divinas misericordias. Amén.
Vuestro
siempre afectísimo servidor
JUAN BOSCO, Sac.
No podía don Miguel Rúa desear una carta de
presentación mejor. Pero los Cooperadores no
habían aguardado a leer este documento para
manifestar al sucesor de don Bosco sus
sentimientos. Aunque, durante la vida del Santo,
no había habido ninguna comunicación con este
motivo, sin embargo ellos lo consideraban
universalmente como el sucesor nato. Del montón de
cartas llegadas al Oratorio, después del treinta y
uno de enero, elegiremos algunas de las
manifestaciones más significativas y cariñosas
entre las llegadas en los primeros diecisiete
días.
Una tierna amistad unía a don Bosco con la
familia De Maistre. El conde Carlos, que se
encontraba en Francia, escribía el día primero de
febrero: <<>>Será verdadera la noticia que leo en
mi diario? >>Nuestro amadísimo y veneradísimo don
Bosco se ha ido al Cielo? Escribo a usted, el
primero de sus hijos, a quien más íntimamente he
conocido, para saber la verdad. Recelo
desgraciadamente que sea así. Le diré que pongo en
usted todo el reverente afecto que profesábamos a
su Padre. íTambién nosotros lo considerábamos con
gusto como a nuestro padre! No había en nuestra
vida una alegría, una preocupación o una tristeza
que no se la comunicáramos a él. Y lo mismo
haremos con usted. El cariño que teníamos a don
Bosco seguirá siendo el mismo para todos sus
hijos, para toda la Congregación Salesiana, en la
que estamos inscritos. Quiera, carísimo y venerado
don Rúa, seguir dispensándonos el mismo afecto que
su Padre nos profesaba>> 1.
((**It18.624**))
También sor María Teresa Medolago De Maistre, hija
del Sagrado Corazón, terminaba así su extensa
carta: <>.
(**Es18.537**))
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