((**Es18.527**)
Malvinas en la Prefectura Apostólica de Patagonia
Meridional. En la Tierra del Fuego, ya visitada
por los Misioneros, aún no había residencias
fijas. Estaba aneja a la misma Inspectoría la casa
de Concepción (Chile), a la que se añadió después
la de Talca. 2.¦ -Inspectoria uruguaya y
brasileña. Inspector, don Luis Lasagna. Casas:
Villa Colón, Las Piedras y Paysandú en Uruguay;
Niterói y Sao Paulo en Brasil. A ésta se agregó la
casa de Quito (Ecuador).
Las Hijas de María Auxiliadora, que habían
empezado a imprimir su Elenco general en el año
1877, recibieron el de 1888 después de la muerte
de don Bosco, precedido de un bonito prólogo de la
Madre General, Sor Catalina Daghero 1.
((**It18.611**))
Figuran en él 169 profesas perpetuas, 221 profesas
trienales, 100 novicias y 30 postulantes. La
superiora General, con su Capítulo, residía en la
Casa Madre de Nizza-Monferrato. Sus Casas eran: 35
en Italia, 4 en Francia, 1 en España, 6 en
Argentina, comprendidas las 2 de Patagonia y 3 en
Uruguay; en total 51. De estas Casas cuatro se
consideraban como casas Inspectoriales, a saber:
Turín, Trecastagni (Sicilia), Almagro en Argentina
y Villa Colón en Uruguay. Las Casas de
Niza-Monferrato y Almagro tenían, además,
noviciado.
En esta estadística hay que ponderar, más que
el número, la organización, porque el número es
poco; mientras que la organización es el todo.
Además, respecto a lo reducido del número, ya sea
en comparación con el posterior desarrollo; ya sea
también respecto a la resonancia que las obras de
don Bosco producían en el mundo, eran de esperar
millares de obreros en centenares de
establecimientos. Pero, considerado en sí mismo,
el número toca un vértice que, humanamente
hablando, pareció locura esperar alcanzarlo. En
efecto, contando solamente las profesiones
perpetuas, don Bosco tenía a sus órdenes entre
salesianos y salesianas más de novecientas
personas distribuidas en ciento siete lugares;
familia religiosa que él creó en tiempos
dificilísimos y sumamente hostiles a esta clase de
instituciones, que el Estado había suprimido, y
que la prensa denigraba sin parar y sin medida
para impedir cualquier intento de reaparición. Y
con todo don Bosco, eludiendo violencias y malas
artes, supo ganarse una admirable legión de almas
generosas que fueron reproduciendo con nuevos
ropajes la vida de las instituciones dispersas. Un
simple sacerdote y falto de medios materiales,
sólo contaba con el auxilio de la Providencia, a
la que él servía con todas las fuerzas de su
ingenio y de su voluntad.
1 Ap., Doc., 104.
(**Es18.527**))
<Anterior: 18. 526><Siguiente: 18. 528>