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((**Es18.504**) -Don Bosco es un santo. Siento ser viejo y no poder cooperar a su beatificación. Quien podía hablar sobre el Siervo de Dios, por su conocimiento directo, era don Juan Bautista Francesia, que vivió durante treinta años en íntima familiaridad con él; efectivamente sus deposiciones se distinguen por su abundancia y su amplitud. Nos conformaremos, para nuestro intento, con extraer de ellas un episodio ignorado. La condesa Matilde de Romelley, natural de Robbiano, que vivía en Bélgica, presentóse a Pío IX, en vida de don Bosco, y el Papa le dirigió esta pregunta: ->>Habéis visto el tesoro de Italia? ((**It18.582**)) -Lo estoy viendo ahora, Santo Padre, respondió. -Quiero decir si habéis visto a don Bosco. Al darse cuenta el Papa de que no sabía quién era don Bosco ni dónde se encontraba, se lo dijo. Fue ella a verlo y quedó tan encantada de él que, en adelante, no volvió más a Italia sin pasar por Valdocco <>. Un Salesiano a quien sonrió la suerte como a pocos de poder disfrutar de la familiaridad con don Bosco durante muchos años fue don Julio Barberis. Decía éste: <>. El mismo don Julio Barberis, después de la muerte de don Bosco, habló con ocasión de sus muchos viajes con un número extraordinario de Cooperadores salesianos, de personas instruidas e importantes, con altos prelados y vio su mucho aprecio y devoción al Siervo de Dios. <>. Un excelente conocedor de don Bosco fue don Francisco Cerruti, compañero y amigo de Domingo Savio en el Oratorio. Su atención se orienta con cierta preferencia a valorar las obras de don Bosco como confirmación de su santidad. <(**Es18.504**))
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