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((**Es18.491**) quedó superada toda dificultad, especialmente la de la categoría aristocrática, y se acordó suprimir aquel colegio y establecer en él la Casa de Estudios y de las Misiones para nuestros clérigos. El mismo don Bosco, aunque pocos días antes había dado su consentimiento para mantener allí el colegio, modificando su programa, aprobó también él ((**It18.567**)) de buen grado la transformación recién acordada. >>Qué pretendía con aquel recuerdo? Hacer comprender que, si la casa hubiera seguido siendo colegio, no se hubiera podido conseguir el permiso de sepultura de los restos de don Bosco entre sus hijos; no podía ser en el Oratorio, porque el Ministerio ya había puesto su veto total; y tampoco en Valsálice, porque las altas autoridades municipales y escolásticas se hubieran opuesto, en razón de la naturaleza de la casa, destinada a internado colegial. Pero el Señor, que había decretado llevarse a nuestro don Bosco y quería dejar su cuerpo cerca de nosotros, para nuestro consuelo, dispuso los acontecimientos del modo referido. Podíase, pues, decir, con toda verdad, que era la divina Providencia quien confiaba a los hermanos de Valsálice la custodia de su sepulcro. Por tanto, debían mostrarse dignos de tanta suerte y, con la práctica de las virtudes, hacer de modo que el Padre pudiese alegrarse de estar con su cuerpo entre ellos, como Padre junto a sus hijos. Y no concluyó aquí el Sucesor de don Bosco, sino que continuó diciendo: -Os dejo tres recuerdos especiales: 1.°: Para secundar los deseos expresos de don Bosco y las intenciones de la Iglesia, que manda rezar indistintamente por todos los fieles, hasta ser declarados venerables por el supremo magisterio, siempre que paséis cerca de esta tumba, rezad al menos un requiem aeternam. 2.°: Acercaos, de vez en cuando, a ella y meditad un poco para animaros a la virtud; y, si alguna vez, sentís desaliento en la observancia de las Reglas, si notáis que se levantan las pasiones y os incitan a caer en el pecado, dirigid a esta tumba vuestros pensamientos, junto con vuestra mirada, y jurad fidelidad a Dios a costa de cualquier esfuerzo, declarad guerra al pecado, a costa de cualquier sacrificio e invocad también a este padre amado en vuestras tentaciones y afanes; porque, desde el Cielo, donde fundadamente esperamos que esté, os obtendrá las gracias solicitadas. 3.°: Cada vez que dirijáis aquí vuestra mirada, imaginaos que os colocáis ante un espejo del que hay que copiar todas las virtudes, y miraos en él e imaginad ((**It18.568**)) que sale de la tumba una voz que os dice: Imitatores mei estote, sicut et ego Christi (sed mis imitadores, como yo lo soy de Cristo). En cada una de vuestras acciones, preguntaos: >>Cómo se comportaría don Bosco en esta ocasión? Entonces sí que se (**Es18.491**))
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