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La prensa de todo color y nación tejió las
alabanzas del difunto, con excepción de la
Gazzetta del Popolo de Turín: como no podía hablar
mal, seguramente prefirió callar o, peor todavía,
publicó su fallecimiento en la reseña necrológica
ordinaria de la ciudad, que le remitía diariamente
el Municipio. Pero, hasta un periódico humorístico
de Turín, redactado en dialecto piamontés, aunque
era anticlerical, tuvo la franqueza de aplicar al
director de dicho periódico el refrán de que, con
aquel acto, había demostrado ser verdad aquello de
que en llegando a viejo, se pierde lo mejor 1.
A primera hora del primero de febrero, fue
religiosamente transportado el bendito cuerpo a la
iglesia de San Francisco. Poco antes del traslado,
parece que le fue concedida ((**It18.549**)) una
verdadera gracia al coadjutor Bona, que llevaba la
calderilla del agua bendita. Hacía un mes que
padecía dolores en una pierna; aquella misma
mañana sufría mucho al subir y bajar las
escaleras. Se encomendó, pues, mentalmente al buen
Padre y, en el momento en que don Juan Bonetti
rociaba con el hisopo el cadáver, se sintió libre
de su mal 2.
La iglesia estaba toda cubierta de paños
negros. El cuerpo del Santo no lo colocaron en el
ataúd, como se acostumbra, sino sentado en un
sillón, puesto sobre una tarima. A su alrededor
ardían muchos cirios. En seguida desfilaron los
muchachos, con los ojos humedecidos por las
lágrimas, ante su Padre, que estaba allí como
dormido, con la cabeza ligeramente inclinada al
lado izquierdo, con el rostro sereno y casi
sonriente, con los ojos entreabiertos y fijos en
la imagen de Jesús crucificado, que estrechaba
entre las manos juntas.
Se abrió al público la iglesia hacia las ocho.
El desfile de visitantes duró de la mañana a la
noche y llegó a ser tan numeroso que fue menester
la asistencia de la guardia municipal para
mantener el orden, procurando que la salida fuera
por otro sitio distinto de la entrada. Quien vio
entonces las calles de Valdocco, tuvo la impresión
de
Es útil incluir en el Apéndice, al menos, una
muestra de las cartas de pésame (Doc. 98, A-Z).
Quien lo vio o habló con él, tuvo también gusto en
hacer mención de ello, considerándolo como una
verdadera fortuna. Es una documentación valiosa
para el pleno conocimiento del Santo (Ap., Doc.
99).
1 El Falabr…ch (el Gandul), era un periódico
humorístico en piamontés, que comenzó a salir
hacia 1848-50, y que escribía el 5 de febrero de
1888: <>.
Con toda razón dijo Unit… Cattolica del 3 de
febrero: <>.
2 Carta de Bona a don Miguel Rúa, 2 de febrero
de 1888.
(**Es18.476**))
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