((**Es18.439**)
Gracias, carísimo Padre, por haberme querido
considerar como amigo, enviándome las
informaciones confidenciales que usted dirige a
los miembros de su querida Congregación. Le
quedaré muy agradecido si continúa haciéndolo,
pues ya sabe muy bien que estamos compenetrados
desde hace mucho tiempo, y todo lo que interesa a
don Bosco, nos interesa a nosotros. Toda nuestra
Congregación ora con la de ustedes y confía en las
plegarias de nuestro venerado y querido don
Bosco>>.
El temor de que don Bosco muriera muy en breve
indujo a los Superiores a prepararle un sepulcro
en los sótanos, debajo del altar de María
Auxiliadora; porque, cuando llegase la licencia de
enterrarlo allí, sería imposible construir el
nicho en el breve espacio que media entre el
fallecimiento y el término fijado por la ley para
la sepultura. ((**It18.506**)) Don
Bosco ya había manifestado su deseo en este
sentido. Don Antonio Sala, por tanto, ordenó
ejecutar rápidamente el trabajo. Entre tanto, el
Procurador General, siguiendo las órdenes
recibidas del Oratorio, se presentó al senador
Correnti, secretario de la Orden de San Mauricio,
rogándole que interviniera ante Crispi, presidente
del Consejo, para obtener dicha autorización.
Cuando Correnti oyó que don Bosco se encontraba
tan mal, se echó a llorar porque lo apreciaba
mucho 1; prometió todo su apoyo, diciendo que el
Oratorio podía dirigirse a él en cualquier
circunstancia, pero aconsejó que no se hiciera
nada que tuviera apariencias de veneración, como
si fuera un santo en el momento de la sepultura,
ya que esto podía dar ocasión a suspicacias,
porque, en las esferas gubernativas y liberales,
se interpretaría todo ello como una maniobra del
partido clerical. Las cosas tomaron después otro
rumbo, como veremos.
El consejo de Correnti era un signo de los
tiempos: la política excitaba y entorpecía a los
hombres de un partido. Los diarios liberales ni
siquiera se cuidaban del egregio enfermo. <>, aparecía en
una correspondencia del día veintiocho, enviada
desde Turín al Secolo XIX de Génova, a la que
seguía una insinuación repugnante sobre la causa
del mal. Riforma, del partido de Crispi, anunciaba
también el próximo desenlace con una frase de las
más vulgares.
Durante los preparativos funerarios que hemos
dicho, brilló de improviso un rayo de sol, que
abrió los ánimos a la esperanza. El último día del
año, pareció que las plegarias alzadas al Cielo,
por
1 Véase vol. XV, págs. 272-278.
(**Es18.439**))
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