((**Es18.42**)
-Pero yo no sé cómo cumplir esas órdenes,
observó don Juan Branda. No sé qué motivo aducir
para llegar a estas conclusiones; no tengo pruebas
y el asunto es espinoso. No podría usted encargar
a otro para cumplirlo?
Mientras así hablaba le pareció entrever a don
Miguel Rúa, de pie junto a don Bosco, que, con el
dedo índice sobre los labios, le indicaba que
callara. Don Juan Branda se calló y don Bosco se
movió para salir de la habitación.
En aquel punto desapareció la luz. Don Juan
Branda, totalmente a oscuras, buscó a tientas la
palmatoria sobre la mesita de noche, la encendió y
se encontró solo. Faltaban aún dos horas para
levantarse la comunidad. Tomó entonces el
breviario y comenzó a rezar el oficio divino.
Cuando sonó la campana, bajó a celebrar la misa
víctima de una viva conmoción.
Le turbaba el pensamiento de expulsar de la
Congregación a aquellos dos. >>Cómo llamarlos y
entrar en conversación? >>Qué argumentos presentar
para hacerles confesar su culpa? Los vigilaba
continuamente, mas no descubría en ellos nada que
mereciera un reproche. Pero sentía una voz
interior que le repetía sin cesar:
-íDecídete! íActúa!
((**It18.37**)) Llamó
al prefecto y a los asistentes y les recomendó que
abrieran bien los ojos para descubrir a los
muchachos menos buenos; esperaba vislumbrar así
algún indicio menos encubierto. Resuelto a no
hablar, creyó que podría tener tranquila la
conciencia con estas diligencias. Le pareció que
así acallaba aquella voz interior que, en efecto,
lo dejó en paz algunos días. Con todo, siempre que
se disponía a celebrar la misa se sentía invadido
por un horror que le hacía temblar.
Se encontraba en tal estado de ánimo cuando
recibió una carta de don Miguel Rúa desde Turín,
que conservó durante mucho tiempo e hizo leer a
muchos 1; en ella decía: <>.
1 Se la enseñó a don Antonio Aime, el prefecto;
la leyó en una conferencia a los clérigos, como lo
recordaba don Celestino Pirola; la dio a leer a
los misioneros que pasaron por allí, poco antes de
la llegada de don Bosco y, pasado algún tiempo, se
le perdió. Don Miguel Rúa depuso en los Procesos:
<>.(**Es18.42**))
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