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con dulzura inalterable e igual energía, supo
defender su vocación desde el principio hasta el
fin, de modo que toda la familia acabó por hacer
de la necesidad virtud y asistir al sagrado rito.
Se llevó a cabo el mismo en la iglesia de María
Auxiliadora ante ((**It18.468**)) una
gran concurrencia, atraída por la noticia de la
interesante novedad. Hubiera presidido de buena
gana el cardenal Alimonda, pero otras incumbencias
se lo estorbaron. Avanzó lentamente don Bosco
hasta el presbiterio con los cuatro aspirantes.
Una vez cantado el Veni Creator, los invitó, con
las palabras del ritual, a despojarse del hombre
viejo para revestirse del nuevo y puso a cada uno
las sagradas libreas por él bendecidas. Subió
después don Miguel Rúa al púlpito y, tomando como
texto el versículo de Isaías Filii tui de longe
venient, habló como no habría podido hacerlo mejor
el mismo don Bosco. Terminóse la función con el
canto del Te Deum y la bendición eucarística. Los
señores polacos subieron después a las
habitaciones del Santo, aclamados por todos los
alumnos del Oratorio. Cuando se despidieron de don
Augusto, como empezó a ser llamado entre nosotros
desde aquel día el nuevo clérigo, lo hicieron con
señorial corrección. Sin embargo, no estaban
totalmente disipadas las nubes. El padre volvió de
nuevo al asalto, recurriendo hasta a la Santa
Sede, para que se prohibiese al hijo que se ligara
a la Congregación con profesión perpetua; pero no
hubo modo de remover su resolución 1.
Aquella tarde, llena para él de emociones, fue
don Augusto, antes de volver a Valsálice, lugar de
su noviciado, a dar las gracias a don Bosco, quien
lo bendijo y le dijo:
-Hoy hemos conseguido una gran victoria.
Llegará el día en que usted será sacerdote y, por
voluntad de Dios, hará mucho bien a Polonia.
El ingreso de don Augusto en la Congregación
desencadenó en la juventud polaca un movimiento
incesante y creciente hacia la casa de don Bosco.
Gracias a la generosidad del Príncipe, se
incrementó Valsálice con un pabellón completo para
recibir a cuantos venían, hasta que se fundó en
Lombriasco un colegio expresamente para ellos. Así
se preparaban los elementos humanos que debían
servir para la fundación en Polonia de colegios y
escuelas profesionales, donde hoy descuellan las
obras salesianas ((**It18.469**)) por su
número y florecen por su calidad de un modo que
tiene mucho de prodigioso 2. Aquellos hermanos
1 En el Apéndice (Doc. 89), presentamos una
importante nota de Lemoyne sobre algunas
vicisitudes que tuvo después don Augusto con su
familia.
2 Cuánta era la simpatía con que miraban a la
Congregación Salesiana en Polonia las entidades,
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