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de sus queridos hijos, preocupados por su preciosa
salud. A decir verdad, ya había estado en España,
pero a la manera de los santos, y no por caminos
ordinarios. Narraremos aquí un acontecimiento del
que tenemos varias relaciones y cuya narración
escuchamos muchas veces de boca del mismo que
recibió una visita tan inesperada. Puede parecer
extraño que éste, cuando más tarde hablaba del
suceso, no recordase en sus narraciones si la
noche de la primera aparición fue la anterior o la
siguiente a la fiesta de san Francisco de Sales;
pero es un defecto de memoria, que no afecta a la
veracidad del hecho, sobre el que hizo su
deposición en los Procesos apostólicos.
Don Juan Branda, director de la casa de Sarriá,
dormía tranquilo en su alcoba, cuando sintió que
le llamaban. Despertóse y distinguió claramente la
voz de don Bosco, que decía:
-Don Branda, levántate y ven conmigo.
Don Juan Branda pensó: -íNo estoy yo para
sueños! íNecesito dormir!...
Y, para liberarse de lo que creía una ilusión,
dio media vuelta y se echó de la otra parte. En
seguida se quedó profundamente dormido y durmió
hasta la hora de la llamada para levantarse. Por
la mañana recordaba la voz oída durante la noche,
pero no hizo caso y se quedó tranquilo hasta la
octava de san Francisco, El día seis de febrero
por la noche, durante el sueño, volvió a oír otra
llamada:
-íDon Branda! íDon Branda!
Era de nuevo la voz de don Bosco. Se
estremeció, abrió los ojos y vio con estupor la
alcoba iluminada como en pleno día; más aún, como
su cama estaba tras unas cortinas, vio en ellas
delineada la figura de un sacerdote, que era
precisamente don Bosco. La voz continuó:
-íYa no estás dormido! Levántate, pues.
-Voy en seguida, respondió.
Se levanto, se vistió y, al descorrer ((**It18.35**)) la
cortina, vio en medio de la habitación a don Bosco
que lo esperaba.
De su rostro y su mirada emanaba un afecto
paternal y confiado.
Don Juan Branda se acercó a él, tomó su mano
para besársela y en aquel instante don Bosco le
dijo:
-Ven conmigo y acompáñame a visitar la casa. Te
haré ver cosas de las que no tienes la menor idea.
Y son cosas tremendas.
Tomó don Juan Branda las llaves de los
dormitorios, salió con don Bosco de su habitación,
subió la escalera y entró con él en los
dormitorios. Todos los muchachos dormían en sus
camas. Don Bosco(**Es18.40**))
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