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e hizo instrumentos de sus múltiples y grandiosas
concepciones. O diremos mejor: así eran los
hombres que la divina Providencia colocó en torno
al humilde don Bosco, como válidos instrumentos
para ejecutar sus designios al llamarle a una
misión mundial.
((**It18.409**)) Al sur
de la Isla Grande hay un magnífico lago que lleva
el nombre del Misionero: Lago Fagnano. Así lo
llamaron sus descubridores, dos oficiales
argentinos que tenían mucho aprecio y devoción al
incomparable hijo de don Bosco. Un ilustre
geógrafo, el explorador escandinavo Otto
Nordenskjold, dice que es oportuno <> 1.
Y el salesiano explorador don Alberto De
Agostini cree que se le debe tributar también otro
título de honor, por haber promovido el desarrollo
industrial y comercial de la Tierra del Fuego 2.
Basta recorrer las ilustraciones que adornan
las páginas del último capítulo de la obra
monumental de De Agostini sobre la estirpe
fueguina, para darse cuenta de la transformación
material alcanzada por aquellas pobres gentes,
gracias al cuidado de los Misioneros Salesianos,
bajo la dirección y empuje de su gran Jefe. No
fueron éstos precisamente, como puede pensarse,
los ideales por los que tanto trabajó y padeció;
pero es que está en la naturaleza de las cosas que
allí donde brilla la antorcha del Evangelio,
irradie a su alrededor la luz de la civilización y
del progreso.
1 Actas de la Sociedad Científica de Chile, VII
tomo, pág. 158 en la nota.
2 Mis viajes por la Tierra del Fuego, pág. 9 en
la nota. S. E. I.
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