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inmediatamente a los Salesianos de Concepción,
cuyo director, don Evasio Rabagliati, acudió 1.
El día veintiocho por la mañana, en compañía de
hombres fuertes que había puesto a su disposición
el señor Lucas, salió Monseñor de aquella casa y
de aquella población en la que no cesaban de
manifestarle su afecto. Se dirigieron a
Concepción, a donde llegaron el día tres de abril,
Domingo de Ramos. Allí llegó también monseñor
Fagnano, que se había lanzado tras las huellas de
los misioneros, apenas se enteró del fatal
accidente.
Tan pronto como el Gobierno Argentino tuvo
noticias de la desgracia, aunque sin conocer
exactamente la localidad donde había ocurrido
había telegrafiado a todas las autoridades de los
alrededores encomendando que prestaran toda
posible asistencia a Monseñor y su comitiva 2;
((**It18.402**)) pero
ignoramos qué efectos produjo aquella cortés
intervención.
Cuando se supo en Italia la noticia de lo
ocurrido, don Bosco se encontraba en Roma. Los
detalles se publicaron en el Boletín que se
editaba en Buenos Aires 3.
Don Santiago Costamagna envió a Turín, como
anticipo, el número de abril y escribió a don
Miguel Rúa el día veintinueve de marzo: <>.
Desde Roma, el día cuatro de mayo, contestó don
Miguel Rúa a don Celestino Durando que le había
mandado la revista: <>.
Pero la noticia había llegado antes que el
Boletín. En efecto, hacía dos días que don Miguel
Rúa había escrito al mismo don Celestino Durando:
<>. Pero una cosa es no alarmarse y
otra
1 Le acompañaba un médico cirujano; pero éste,
al llegar a Chillán, en ferrocarril, no se sintió
con fuerzas para emprender el peligroso viaje a
través de la Cordillera.
2 Correspondencia de Buenos Aires, ocho de
julio de 1887 en el Corriere di Torino del día
ocho de agosto.
3 Desde octubre de 1886 el Boletín en español
se imprimía en Turín. El de Buenos Aires, reducido
desde el principio a un modesto número de páginas,
dejó de salir en septiembre de 1887.
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