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((**Es18.342**) María Beauvoir estuvo con él y con otros ministros protestantes, necesitó siempre un intérprete, pues no conocía su lengua. A medida que el Gobierno argentino iba dando mayor importancia a la Tierra del Fuego, la influencia de estos herejes amenazaba hacerse cada vez más difícil. En vista de tal peligro don Miguel Rúa, el día 29 de mayo de 1886, había enviado a monseñor Cagliero ((**It18.391**)) la copia de una carta que había escrito a don Bosco monseñor Poyet, protonotario apostólico en Jerusalén, el cual estaba muy bien informado de la situación de aquellas tierras y, entre otras cosas, le decía: <>. El Gobierno Argentino no era tan ciego como para no advertir el interés nacional de favorecer al nuevo Prefecto Apostólico, que haría de aquellos pobres salvajes útiles ciudadanos de la República, acostumbrándoles a una residencia estable y enseñándoles, junto con la verdadera religión, la agricultura y los oficios de la vida civilizada; tanto más que había una ley disponiendo que se orientara hacia la Religión Católica a los indígenas que se convirtieran. Pero desgraciadamente la suerte del Estado estaba entonces en manos de la masonería, de la que supo sacar partido el señor Bridges. Porque, apenas oyó hablar de la Prefectura Apostólica, voló a Buenos Aires, donde, con la ayuda de sus correligionarios y de los masones, presentó en el Congreso Argentino una solicitud para obtener ocho leguas cuadradas, como propiedad de su misión 1, en recompensa a los servicios por él prestados a la sociedad y a la República Argentina en aquellas remotísimas tierras. Los diputados católicos se opusieron esgrimiendo tres argumentos: la Constitución vigente que prescribía se orientara al catolicismo y no al protestantismo, a los indios incorporados a la civilización; la intención de especulación mal disimulada en la actividad del misionero anglicano, que solamente buscaba enriquecerse él y su familia; y el empeño del mismo para consolidar allí la influencia inglesa 2. 1 Una legua cuadrada corresponde a cinco mil ciento cincuenta y cuatro metros cuadrados. 2 Para no llamar la atención, izaba sobre su residencia la bandera argentina, cuando pasaban por allí barcos argentinos y la bandera chilena cuando pasaban barcos chilenos; pero fuera de estos casos, mantenía enarbolada la bandera inglesa. Cuando el Gobierno Argentino estableció (**Es18.342**))
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