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decir palabra, dejando traslucir una secreta
ternura; pero tampoco entonces se pudo comprender
de qué se trataba.
Era misterioso, en efecto, aquel querer hablar
y no lograrlo.
No parece improbable que el secreto de aquellos
silencios guardara relación con una predicción y
su correspondiente confirmación. Un día había
dicho don Bosco a don Juan Bautista Tamietti:
-Trabajarás hasta los cincuenta años y llegarás
hasta los setenta y dos.
Don Juan Bautista Tamietti nació el año 1848 y
el 1898 fue atacado por una violenta fiebre
tifoidea, de la que se libró, pero le quedó una
profunda lesión en las facultades mentales. Vivió
así, incapacitado para toda ocupación, hasta 1920.
Todo exactamente como don Bosco había predicho.
En sus coloquios, especialmente con los
Superiores, eran muy frecuentes las alusiones a su
próximo fin. Una tarde de septiembre, mientras
cenaba en su habitación, se entretenía de silla a
silla con don Moisés Veronesi, director de la
colonia agrícola de Mogliano Véneto. Y, como
competente en economía que era, le dijo:
-A mí me queda ya poco tiempo de vida. Los
Superiores de la Congregación no se convencen de
ello y creen que don Bosco vivirá todavía muchos
años más. Yo no siento morir; pero me preocupan
las deudas del Sagrado Corazón. Don Francisco
Dalmazzo es bueno, mas no es administrador...
Pensar que se ha recogido tanto dinero... >>Qué
dirán mis hijos al encontrarse con tantas
deudas?... Ruega por mi alma; el año que viene ya
no estaré para los ejercicios 1.
Y pasando luego a otra cosa, don Moisés
Veronesi le recordó que, algunos ((**It18.384**)) años
antes, le había pronosticado la edad a que
llegaría, con tal de que fuera bueno; y esa
condición le tenía preocupado.
-Pues bien, quitemos la condición, dijo don
Bosco. Yo me voy pronto al paraíso para prepararte
un sitio; tú vendrás también allí, acompañado de
muchos más.
Don Moisés Veronesi, nacido en el 1851,
concluyó su carrera mortal a la veneranda edad de
setenta y nueve años.
Don Pablo Albera, inspector de las casas de
Francia, tuvo también con don Bosco un último
encuentro lleno de emoción. Presentóse a él para
despedirse y quiso el Santo que se sentara a su
lado. Hízole muchas preguntas sobre su casa de
Marsella y sus hermanos y concluyó
1 Respecto a las deudas del Sagrado Corazón, el
Ecónomo, don Antonio Sala, enviado a Roma para
examinar de cerca la situación, descubrió que la
deuda llegaba a trescientas cincuenta mil liras
(Actas del Cap. Sup., veintiséis de octubre de
1887).
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