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-Esta es para tu madre, ésta para tu hermana y
ésta para ti.
Cómo pudo saber don Bosco la composición de su
familia fue un misterio para el muchacho. Volvió a
Faenza, terminó el bachillerato, venció algunas
dificultades y en octubre del año 1891 entró en el
noviciado en Foglizzo. Esta es en síntesis la
historia de la vocación de don Eneas Tozzi, hoy
(1936) Inspector de las casas salesianas de
Inglaterra.
Fue singular también lo que pasó con don Juan
Bautista Tamietti, director del colegio de Este.
Al terminar los ejercicios espirituales, antes de
separarse del Santo, le preguntó si tenía algo que
decirle. Paseaban por el corredor de la primera
planta y él le iba sosteniendo.
Don Bosco le respondió:
-Sí, ven a mi habitación.
Cuando estuvieron dentro, preguntóle don Juan
Bautista Tamietti qué iba a decirle.
-Muchas cosas; pero...
Y después de quedarse un poco pensativo,
exclamó:
-íAh!
Después empezó a respirar afanosamente, se puso
colorado y no podía articular palabra, pero
repitió varias veces suspirando:
-íAh! íAh! íAh!
Al ver esto don Juan Bautista Tamietti, le rogó
que no se preocupara, que ya se lo diría en otro
momento.
Esto ocurría como a las cuatro; y más tarde, al
despedirse de él, en el mismo corredor, le dijo:
-Me voy mañana, si tiene algo que decirme,
estoy aquí para lo que mande.
Don Bosco lo llevó de nuevo a su habitación, se
sentó como quien está oprimido por la tristeza, le
miró afectuosamente a la cara; quería hablar, pero
no pudo; sólo dijo:
-íAh! íAh!... No puedo.
Y entonces don Juan Bautista Tamietti repitió:
-No se canse, don Bosco; ya me hablará en otra
ocasión o me escribirá. Ahora, déme su bendición.
Es de imaginar lo preocupado que se iría.
Comprendió que don Bosco tenía algo muy grave que
decirle; sólo le contrariaba no saber si se
refería ((**It18.383**)) a su
propia persona o al colegio; si era para el
presente o para el futuro. Cuando supo que había
empeorado, fue a Turín por Navidad. Apenas se
acercó a su cabecera, díjole don Bosco:
-Mi querido Tamietti, te agradezco que hayas
venido a verme.
Después lo tomó por la mano y lo miró fijamente
largo rato, sin
(**Es18.334**))
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