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intrigas mujeriles, organizada alrededor del
confesonario, había levantado contra don Francisco
Dalmazzo acusaciones que determinaron a la
Autoridad Eclesiástica a adoptar aquella grave
disposición. Podríamos nosotros imaginarnos a don
Bosco angustiado con una gran tristeza ante un
caso, tanto más doloroso cuanto menos esperado. En
cambio, como le viera el coadjutor Enría en el
paseo de la tarde, más alegre que en días
anteriores, díjole con la confianza que le
inspiraba su gran bondad.
-Don Bosco, hoy está más contento que de
costumbre.
A lo que él respondió:
-Y, sin embargo, hoy he recibido el mayor
disgusto de toda mi vida 1.
Este testimonio del coadjutor, prestado como
los precedentes en el proceso ordinario 2, fue
confirmado por don Julio Barberis, quien atestiguó
ante el mismo tribunal 3:
-<>.
También él admiró su tranquila resignación ante
un dolor tan grande.
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Aquella calma tan serena, que nunca lo abandonaba
en medio de sus penas físicas y morales, veníale
de lo alto. En Lanzo se abrió un portillo que
permitió descubrir el manantial sobrehumano de
aquella su mística paz.
Sor Felicidad Torretta, hija de María
Auxiliadora, fue nombrada directora del asilo del
Lingotto en Turín; y, antes de partir para su
residencia, pasó por Lanzo para recibir la
bendición del Siervo de Dios. Eran las dos de la
tarde de un día de agosto, cuando entró en la
antesala, para esperar ser recibida. Como no
encontró a don Carlos Viglietti, se dirigió
directamente a la habitación de don Bosco. La
puerta estaba abierta de par en par... íY nunca lo
hubiera dicho! Vio a don Bosco en éxtasis, en la
actitud de una persona que escucha. La fisonomía
absorta, una sonrisa suave y tranquila, los brazos
levantados hacia arriba y el repetido ademán de
afirmación con la cabeza, decían claramente que
sostenía algún coloquio con un ser sobrenatural.
Parecía más alto que de costumbre. Ante aquella
situación, sor Felididad se adelantó y, al llegar
a dos pasos de él, le dijo:
-íViva Jesús! Padre, >>da usted su permiso?
1 Summ. sup. virt., XI, & 36 (testigo don Luis
Piscetta).
2 Summ. Véase también Summ. del proceso
apostólico, pág. 790 (testigo don Luis Piscetta).
3 Núm. XIV, De heroica fortitudine, pág. 664.
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