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la vida. Nosotros, al ver estas uvas, nos
trasladamos con el pensamiento a aquellas colinas,
sobre las cuales, hace hoy setenta y dos años, la
mística viña de Francisco y Margarita Bosco, bajo
la protección de la Virgen elevada al cielo,
producía aquel maravilloso racimo de uvas que
debía endulzar la vida de muchos millones de
almas. Ese racimo eres tú y, entre estos millones
de almas que han participado de esta dulzura, en
este septuagésimo segundo año de tu nacimiento,
estamos nosotros, que en esta roca, que puede
llamarse la mística viña salesiana o mejor diré el
lagar donde Tú, en los años más hermosos de tu
actuación, casi extrajiste en los santos días de
ejercicios y en los primeros Capítulos el jugo y
la vida de tu mística viña salesiana, gozamos hoy
al poder obsequiarte, con todo el respeto y
cariño, de que es capaz el corazón de hijos, y de
los hijos que ven en Ti un rayo de la benignidad
de la que es su Madre, y tuya, María elevada al
Cielo, rayo que apareció mil setecientos setenta
años después de su Ascensión al cielo, es decir en
1815, y que todavía hoy brilla en esta roca y,
como esperamos, seguirá brillando muchos años>>.
El párrafo es largo, pero de un lirismo que, en
un hombre como don Carlos Ghivarello, entregado
por completo a las ciencias, responde exactamente
a un deseo vehemente de su corazón y da a entender
más y más cuánto era el aprecio de aquellos
primeros hijos a su gran Padre.
Por la tarde se hizo en el Oratorio la solemne
distribución de premios con la acostumbrada fiesta
final. Presidía don Miguel Rúa, ((**It18.376**)) pero
el pensamiento dominante de todo el programa fue
don Bosco y su cumpleaños.
Desdichadamente no pudo pasar la jornada sin
una cruel espina. Una carta del Cardenal Vicario
ordenaba, de parte del Sumo Pontífice, el cese de
don Francisco Dalmazzo, procurador general de la
Congregación ante la Santa Sede y párroco del
Sagrado Corazón. Don Bosco mandó ir inmediatamente
a Roma a don Francisco Cerruti con la esperanza de
detener el golpe; pero éste encontró al Sumo
Pontífice inflexible en la determinación tomada y
esperando que la Congregación Salesiana estuviera
dispuesta a obedecer 1.
Entonces, sin la menor tardanza, se apartó a
don Francisco Dalmazzo de su doble cargo; y, con
la misma presteza, se procedió al nombramiento de
don César Cagliero, como procurador, y don
Francisco Cagnoli, como párroco.
>>Cuál fue la causa por la que se vino el cielo
abajo? Una red de
1 Actas del Capítulo Superior, veintinueve de
agosto de 1887.
(**Es18.328**))
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