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toda la Congregación. El Arzobispo, siempre tan
bueno con él, le decía en su respuesta 1:
<>. Cerraba la carta
profesándose <>.
De allí a poco fue su cumpleaños, que no
resultó muy placentero. Don Bosco padecía ciertos
achaques que lo postraban mucho. <>. Llegaron algunos
Superiores de Turín y varios muchachos en
representación del Oratorio. Llovieron telegramas
de las casas salesianas y de los cooperadores. La
señora Pilati, anteriormente mencionada, le envió
en tal ocasión un segundo donativo de veinte mil
liras. El le respondió:
Benemérita Señora:
Bendita y agradecida sea la Santísima Virgen
María que, por medio de su caritativa persona, me
pagó generosamente la fiesta de su Asunción al
Cielo y de mi pobre nacimiento.
Dios le tenga preparado un puesto junto a El
digno de usted, su hija, y de María su protectora.
Bendito sea Dios y disculpe la mala letra.
Turín, 15 de agosto de 1887.
Su
atento y seguro servidor,
JUAN BOSCO, Pbro.
((**It18.375**)) En la
comida le leyeron varias composiciones, que él
escuchó con su bondad característica en tales
circunstancias. También don Pedro Guidazio ensayó
su musa latina, declamando una elegante elegía.
Agradó mucho la intervención de don Carlos
Ghivarello, director en Mathi, el cual le ofreció
unos racimos, primicias de su huerto, y conmovió a
todos con una evocación y una simbólica fantasía.
<(**Es18.327**))
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