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con el rostro envuelto en llamas; a san Bernardo,
que muestra el oficio del Sagrado Corazón,
compuesto por él; a san Bernardino de Siena que
sostiene la plancha con el nombre de Jesús; a san
Agustín, a san Francisco de Asís, a san Luis
Gonzaga. Todo el conjunto respira una aura
celestial, que mueve a devoción.
Dada la amplitud del trabajo y la premura del
tiempo, el maestro Monti tuvo que asociar a otros
dos expertos artistas, a los que confió varias
partes. El pintor Caroselli pintó las cuatro
pechinas de la cúpula y algunos cuadros de las dos
naves principales, en los que pintó al fresco los
cuatro Profetas mayores, los doce menores, los
doce Apóstoles y las sibilas Eritrea y Cumana.
Zuffoli, discípulo del maestro Seitz, pintó a
Jesús con los niños, a Jesús buen Pastor y a Jesús
instituyendo la Eucaristía; es también el autor de
los dibujos para los tres mosaicos de la fachada.
La bóveda de las dos naves mayores es de tipo
basilical, esto es, un techo formado con artesones
enriquecidos con dorados y sirviendo de fondo a
hermosos dibujos. El pavimento, muy decorativo,
está formado por distintos mármoles entrelazados,
de acuerdo con un dibujo de aspecto muy digno.
Hay seis altares laterales. Son más pequeños
que los otros y están colocados: dos, en la nave
de la izquierda del que entra, ((**It18.349**))
dedicados uno a Cristo crucificado y otro a santa
Ana; y, en la de la derecha, los de san Miguel
Arcángel y san Francisco de Sales. Otros dos más
grandes se hacen frente desde los extremos de la
nave transversal, uno in cornu evangelii, dedicado
a María Auxiliadora 1, con el cuadro de Rollini, y
el otro in cornu epistolae dedicado a san José,
también con un cuadro de Rollini 2. Las paredes y
las bóvedas de estas seis capillas están adornadas
con pinturas alusivas a sus respectivos titulares.
En los cuatro intercolumnios que separan los
altares han sido colocados otros tantos
confesonarios, rodeados de cuadros murales que
simbolizan el sacramento de la penitencia. En el
fondo de la iglesia, en los dos huecos entre las
últimas pilastras y la pared de la fachada, están
colocados, a la izquierda del que entra, el
baptisterio con catorce cuadritos que ilustran el
misterio de la regeneración, costeado en su
totalidad por la ciudad de Trento, y, a la
derecha, una estatua majestuosa de Pío IX, a quien
está dedicada la iglesia, como monumento perenne.
Fue esculpida por el artista lombardo
Confalonieri. El Papa
1 Donativo del príncipe Torlonia, que lo hizo
llevar desde una iglesia que había en su quinta de
la vía Nomentana.
2 Sustituyó a otro que era del marqués
Vitelleschi.
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