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Según el primitivo proyecto, la iglesia debería
haber medido cuarenta metros de larga; él añadió
veintiocho, imponiéndose al arquitecto, el cual
protestaba 1. Mide treinta metros de ancha. Tiene
planta de cruz latina. La clásica majestad y
elegancia del estilo de Bramante, que la
caracteriza, hacen de ella un edificio digno de
figurar allí donde la arquitectura sagrada ha
creado milagros de arte a través de los siglos.
La fachada es de travertino puro de Tívoli. La
adornan cuatro estatuas de mármol muy bien
esculpidas: san Francisco de Sales, san Agustín y
dos ángeles adorando la Cruz, que extiende
soberanamente sus brazos a lo alto. En la parte
baja se abren tres puertas, meritoria labor de los
aprendices del Oratorio. En el centro hay tres
espléndidos mosaicos, que representan al Sagrado
Corazón de Jesús, a san José y a san Francisco de
Sales. Completan la decoración unas columnas de
granito negro de Balma y otras finísimas labores
de cincel.
El interior tiene tres naves, divididas por
columnas de granito pulido y sólidas pilastras.
Todo el espacio presenta un conjunto tan armónico,
que embelesa inmediatamente la mirada del
visitante y arrebata el espíritu elevando la mente
a Dios.
Omitimos hablar del decorado de segundo orden,
grabados, ménsulas y molduras acoplados a la
arquitectura con perfección y gracia; sólo nos
detendremos en la decoración pictórica. Se trata
de ciento cincuenta cuadros entre grandes y
pequeños, ((**It18.348**)) a más
de las pinturas de la cúpula. Esta es obra del
delicado pincel de Virginio Monti, que también
pintó los majestuosos cuadros de la bóveda, los
cuatro Evangelistas en los arcos de la nave
transversal y los noventa cuadros más pequeños que
adornan las dos naves laterales.
Pero su obra maestra es la cúpula, donde
representó la glorificación del Sagrado Corazón.
El Salvador, preciosa figura por su delicadeza,
por su aspecto y por la realidad de su movimiento,
muestra su corazón inflamado a las dos santas
Vírgenes Margarita Alacoque y Catalina de
Racconigi, que le contemplan estáticas. Rodean el
grupo numerosos ángeles, que llevan los emblemas
de la Pasión, las azucenas de la pureza, o se
inclinan en actitud de adoración, y serafines que
entonan himnos al Sagrado Corazón con instrumentos
musicales. Alrededor, absortos en contemplación,
se ve a san Francisco de Sales, a quien unos
ángeles presentan las obras que él escribió; a
santa Teresa,
1 A esta prolongación se debe el amplio coro,
querido por don Bosco, para que, si con el andar
de los tiempos y en fuerza de los acontecimientos,
se hubiera privado a los Salesianos de la
parroquia, se habría podido aislar esta parte y
convertirla en una capilla de orden interior. Esto
sería siempre posible porque es un cuerpo de
edificación levantado sobre terreno perteneciente
a la Congregación.
(**Es18.304**))
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