((**Es18.29**)
estaba paseando entre los jóvenes. Todos me
rodeaban y me miraban escuchando mis palabras.
Pero había uno que estaba delante de mí
volviéndome las espaldas. (Cuando don Bosco
paseaba en el patio con los alumnos, los que iban
andando delante de él haciéndole corona, lo hacían
de espaldas dándole siempre la cara.) El tal
llevaba en la mano un hermoso ramillete de flores
de variados colores, blancas, rojas, amarillas,
verdes, violetas... Yo le dije que se diese la
vuelta y me mirase; se volvió durante un momento
pero seguidamente me tornó a dar las espaldas. Yo
le afeé esta manera de proceder y él me contestó:
-Dux aliorum hic similis campanae, quae vocat
alios ad templum Domini, ipsa autem non intrat in
ecclesiam Dei. (El que hace de guía de los demás
es como la campana, que llama a los otros a la
casa del Señor, pero ella no entra en la iglesia).
Al oír estas palabras todo desapareció y yo me
olvidé pronto de lo que había soñado.
Pero, hace unos días, vi entre vosotros al
joven con el que había soñado; es bastante mayor,
pero es el mismo.
Los jóvenes preguntaron inmediatamente:
->>Está aquí entre nosotros? >>Quién es?
-Sí, replicó don Bosco; está aquí entre
vosotros, pero no es conveniente decir quién es;
tanto más, que yo mismo no sabría qué
interpretación dar al sueño.
Dicho esto, se hizo traer el saquito de
avellanas de la otra vez. Las avellanas habían
disminuido bastante en aquellos días porque más de
una mano, piadosamente furtiva, debía haber
sustraído algunas. Como era natural, durante la
distribución, los jóvenes permanecían con los ojos
muy abiertos para observar bien lo que sucedía;
pero en aquella ocasión el saquito se vaciaba, se
vaciaba... Con todo, hubo para todos, a excepción
de uno de los dos que sostenían el saco; uno
sostenía el saquito y el otro mantenía la boca del
mismo abierta 1. Don Bosco, metiendo la mano bien
adentro y rebuscando, exclamó:
((**It18.22**)) -íAh!,
todavía hay una aquí.
Después siguió buscando y con aire sonriente
sacó un puñado que dio al muchacho, diciendo:
-Tómalas, son riquísimas.
1 Eran Tito Tomassetti, que murió sacerdote
salesiano, y el otro Juan Franchini que todavía
vive, y es también sacerdote salesiano. El diario
de Carlos Viglietti nombra también a Garassino,
que se había quedado en el salón de estudio; pero
tampoco el cronista estuvo presente en el
suceso.(**Es18.29**))
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