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de su nombre, de forma que los jóvenes de hoy lo
desconocen o lo conocen mal.
Margotti había nacido en San Remo (Liguria).
Periodista por naturaleza, fundó en Turín en el
año 1848, juntamente con otros eclesiásticos y
seglares, la revista Armonia, de la que más tarde
se separó para fundar, en 1863, L'Unit… Cattolica
que, bajo su dirección, se mantuvo por mucho
tiempo en el campo de la lucha para defensa de la
Iglesia y del Papa, contra los liberales de
distintos matices, hostiles todos ellos, unos más
y otros menos, a la una y al otro. Poseía una
biblioteca bien provista y ordenada, con ficheros,
índices y anotaciones; pero lo que mayor servicio
le prestaba era una formidable memoria, con un
arsenal de anécdotas e historias, que se clavaban
como dardos, y, gracias a la cual, su polémica no
admitía titubeos o términos medios, sino que
descargaba golpes sin piedad allí donde anidara la
insidia o contra cualquiera que se atreviera a
atacar la fe y la moral cristiana o la jerarquía
católica. Hoy puede mover a risa aquella forma
impetuosa de escribir; mas, para juzgar
acertadamente, hay que trasladarse a sus tiempos.
En un período histórico, en el que las
aspiraciones más generosas quedaban furiosa o
engañosamente frenadas o mal interpretadas y el
anticlericalismo sectario parecía la etiqueta
indispensable del patriotismo, la desbandada de
los católicos hubiera sido todavía más desastrosa
sin la enérgica actuación de una prensa diaria
que, sin miedo y sin miramientos, levantara en
alto la idea papal, agrupando en torno a ella
grupos de hombres valientes, dispuestos a todo
para defender la libertad religiosa. Es natural,
por tanto, que fuera muy apreciado por los
Pontífices Pío IX y León XIII y que el Episcopado
italiano lo considerase como su mejor paladín.
((**It18.318**)) Sus
antagonistas solían presentarlo como el enemigo
más acérrimo del resurgimiento italiano, y sus
imitadores u otros mal informados repiten aún, de
vez en cuando, una condena tan sumaria; pero sus
genuinos sentimientos quedan expresados en tres
párrafos de una carta, escrita por él a un amigo
banquero, el día 12 de abril de 1876 y que está en
poder del senador Alfredo Baccelli 1:
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