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-Pase, querido don Bosco, pase adelante; para
usted no hay antesala.
Y apenas estuve en el despacho, continuó:
->>No se acuerda de cuando yo, en Turín, iba a
visitarlo en aquel cuchitril para confesarme?
Entonces, usted no me hacía esperar nunca>>.
Y yo le contesté:
-Disculpe, Excelencia, >>y desde entonces no se
ha vuelto a confesar más?
Don Bosco naturalmente no refirió la respuesta
que le dio el Ministro en aquel momento. Se creyó
inverosímil que Crispi hubiera proferido la
palabra <>; y se quiso interpretar que
su frase fuera la de <> (confidarmi),
no pudiéndose creer que el célebre desterrado
político pensara entonces en confesarse; pero el
testimonio que hemos referido no se puede refutar
razonablemente.
Humanamente hablando, era de esperar que, esta
vez, don Bosco hubiera de permanecer en Roma entre
cuatro paredes, sin hacer ni recibir visitas,
limitándose a animar a los suyos con su presencia;
pero la Providencia dispuso las cosas muy de otro
modo. Pareció que los achaques de don Bosco
hubieran pasado a don Miguel Rúa, cuyo estado
empezaba a inquietar, porque le acometió un
lumbago atroz y se veía atormentado por otros
males.
<>.
Admitamos, sin embargo, que, en este optimismo del
secretario, haya un tanto de exageración, pero es
cierto que, en seguida, desde los primeros días,
pudo recibir a ilustres visitantes, como su gran
amigo el arzobispo Kirby, el arzobispo Dusmet de
Catania, la marquesa Vitelleschi, el conde
Antonelli, el sobrino del Papa conde Pecci, los
cardenales Ricci, Parracciani, Mazzella,
Aloisi-Masella, Rampolla, Bartolini, Laurenzi y
Verga. El futuro Cardenal monseñor Cagiano de
Azevedo le entregó tres mil liras para el altar de
María Auxiliadora que debía levantarse en la
iglesia del Sagrado Corazón. Todos estos
personajes no se limitaban a rápidas visitas de
cumplimiento; sino que, al ser recibidos con tanta
cordialidad, disfrutaban entreteniéndose con él, a
veces hasta más de ((**It18.316**)) una
hora. Después llegaron grupos de seminaristas y de
religiosos.
1 Carta a don Juan Bautista Lemoyne, día
primero de mayo de 1887.
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