((**Es18.267**)((**It18.303**))
CAPITULO XIII
ULTIMO VIAJE DEL SANTO
A ROMA
NO es del todo inverosímil que don Bosco, ya tan
enfermizo, contase con un auxilio especial de la
Divina Providencia, al exponerse a las molestias
de un viaje tan largo; nos confirma en esta
hipótesis el ver que no pretendía realizar el
trayecto en el más breve tiempo, sino que
proyectaba multiplicar las paradas para
aprovecharlas, de acuerdo con las necesidades de
su Obra. En efecto, aún antes de salir de Turín,
convocó a los Cooperadores de Liguria para una
conferencia en Sampierdarena, invitándoles a
reunirse allí con una circular que les envió desde
el Oratorio el día dieciocho de abril 1.
La partida de Turín fue el día veinte por la
mañana. <>.
Iba acompañado por don Miguel Rúa y don Carlos
Viglietti y se dejó acomodar en un vagón de
primera clase. Y aún hizo más el Jefe de estación,
que lo llevó a un departamento reservado y encargó
al personal de servicio que le prestara toda clase
de atenciones. Toda aquella cortesía se debía al
comendador Stanzani, director general de
ferrocarriles, que lo había recomendado
encarecidamente.
Llegó felizmente a Sampierdarena. Los muchachos
de la casa, que lo esperaban ansiosos, le
recibieron con filiales demostracíones de afecto.
El buen Padre no sólo no aparentaba ((**It18.304**)) estar
cansado de las tres horas y media de viaje, sino
que hasta parecía fortalecido, de tal forma que
atravesó alegre y sonriente por medio de los
alumnos, fue al comedor, comió con apetito y
manifestó muy buen humor. Fue una verdadera
alegría para todos.
Pero, al día siguiente, cambiaron algo las
cosas, como se vio durante la celebración de la
santa misa, que le costó mucho; sin embargo, dio
audiencia, hasta que pudo, a las personas que
llenaban la casa.
1 Ap., Doc. núm. 66.
2 Carta a don Antonio Riccardi, Turín, 30 de
abril de 1887.
(**Es18.267**))
<Anterior: 18. 266><Siguiente: 18. 268>