Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es18.265**) Le quedo muy agradecido y rogaré siempre al Señor por V. S. y según todas sus piadosas intenciones. Mientras tanto, estos nuestros huérfanos, socorridos por V. S. en estos críticos momentos, han empezado a hacer plegarias especiales y fervorosas comuniones en el Santuario de María Auxiliadora según sus deseos. Tengo plena confianza de que seremos escuchados. Dios le bendiga, benemérita señora Marquesa, y recompense con largueza cuanto hace por nuestros huérfanos. Me encomiendo también a la caridad de sus santas oraciones, mientras, con el más vivo reconocimiento, me profeso, De V. S. A 4 de abril de 1887. Atento y s. s., JUAN BOSCO, Pbro. Tras un cataclismo tan reciente, naturalmente disminuyeron mucho las limosnas en el Oratorio. Ya no llegaba ninguna de Liguria; y de otras partes en la Península llegaban pocas, pues la caridad pública estaba orientada a mitigar las necesidades de los damnificados. Meditando don Bosco cómo encontrar medios para sostener sus obras, dio a conocer a todos los superiores de la casa su deseo de que cada uno se ingeniase para obtener algún socorro de sus amigos, bienhechores y conocidos, dándoles a conocer los apuros en que se encontraba don Bosco. Con todo, esto no le había impedido, como ya hemos dicho, abrir sus casas para una docena de muchachos pobres y abandonados. También entonces hubo que admirar rasgos especiales de la Providencia. El día cuatro de marzo dijo don Bosco a don Carlos Viglietti: -Esta mañana necesitábamos dos mil liras. y he aquí que me llega un cheque de mil, de una persona desconocida; las otras mil llegarán antes de que sea de noche. Y, efectivamente, llegaron hacia el atardecer. Aquel día el señor Martinengo, natural de Savona, sacerdote paúl, se presentó a él para consultarle si podría ir, ((**It18.301**)) sin peligro, a visitar a su familia. Don Bosco le respondió que fuera tranquilamente, con tal de que llevara consigo medallas de María Auxiliadora para distribuirlas entre los parientes, con la recomendación de que frecuentasen los santos sacramentos; con esta condición, no sufrirían ningún daño por el terremoto. Lo mismo hizo recomendar a los colegios de Liguria. Con tantas preocupaciones, no nos debe extrañar que, al mejorar el clima con la nueva estación, en vez de sentirse aliviado de sus dolencias, parecía que se le habían agudizado. Pasó muy mal la tarde del día cinco de abril. Quedóse sin palabra, respiraba afanosamente, no (**Es18.265**))
<Anterior: 18. 264><Siguiente: 18. 266>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com