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se repetían las sacudidas a intervalos más o menos
largos. Durante algunas noches los muchachos
durmieron en tiendas de campaña al sereno. El
Director del colegio de Varazze, después de
algunos días, preguntó a don Bosco qué se debía
hacer, si era el caso de entrar en casa o no. El
Santo encargó que le contestaran:
-Entrad en casa. El terremoto no os causará
ningún daño.
Y así fue.
El centro de la máxima actividad había sido en
el golfo de Génova, a lo largo de la línea que va
desde Savona hasta Mentón. Huvo varios millares de
víctimas. Por todas partes se veían casas en
ruinas o a punto de derrumbarse; algunas iglesias
hundidas; inmensos desastres por toda la región.
Aquella desgracia conmovió los corazones
italianos. Las subscripciones abiertas por los
periódicos demuestran que aquella catástrofe se
consideró como una desgracia nacional. Don Bosco,
al darse cuenta de la importancia del mal, mandó
escribir a los Directores de las casas salesianas
de Liguria que se ofrecieran para prestar socorro
con todos los medios posibles, materiales,
personales y morales. Después, por encargo suyo,
don Francisco Cerruti escribió a los Obispos de
Savona, Albenga y Ventimiglia 1: <((**It18.294**)) todos
los medios posibles, para auxiliar a los afectados
por la desgracia, me encarga comunique a Vuestra
Excelencia que él recibirá con mucho gusto y
gratuitamente, aquí en Turín, y, si se precisa en
Sampierdarena, a cuatro muchachos de los más
necesitados que hayan quedado abandonados por
causa del terremoto>>. Eran, pues, doce los
muchachos que don Bosco se proponía educar y
mantener.
Pareció una gracia singular de la Virgen que
los Salesianos y sus alumnos quedaran libres de
desgracias personales, pues no hubo muertos, ni
heridos, ni lesionados; pero los daños materiales
fueron importantes. Los edificios del Piamonte
sufrieron desperfectos fácilmente reparables; pero
no así los de Liguria, donde hubo alguna de
nuestras casas que quedó en mal estado, sobre todo
la de Vallecrosia, que fue preciso desalojar del
todo; por consiguiente, se cerraron las clases
externas, se envió a las alumnas internas a sus
casas y se llevó a
1 Turín, 28 de febrero de 1887.
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