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((**Es18.251**) están vendimiando? íY cuántos racimos! íQué buena uva! íEste año tendremos una buena cosecha! -Sí, sí, le respondían su hermano José y Buzzetti, que se encontraban entre los vendimiadores. Es necesario recoger mucho ahora que lo hay, porque, a este año de abundancia, sucederán años de carestía. ((**It18.284**)) ->>Y por qué habrá carestía?, preguntó don Bosco. -Porque el Señor quiere castigar a los hombres, por el abuso que hacen del vino. -Es necesario, continuó don Bosco, hacer abundante provisión para nuestros muchachos. Tampoco dio importancia al contar este sueño y concluyó diciendo: -Es un sueño. En la mañana del día tres de abril, dijo don Bosco, a Viglietti que la noche precedente no había podido descansar, pensando en un sueño espantoso que había tenido durante la noche del día dos. Todo ello produjo en su organismo un verdadero agotamiento de fuerzas. -Si los jóvenes, le decía, oyesen el relato de lo que vi, se darían a una vida santa o huirían espantados para no escucharlo hasta el fin. Por lo demás, no me es posible describirlo todo, pues sería muy difícil representar en su realidad los castigos reservados a los pecadores en la otra vida. El Siervo de Dios vio las penas del infierno. Oyó primero un gran ruido, como de un terremoto. Por el momento no hizo caso, pero el rumor fue creciendo gradualmente, hasta que oyó un estruendo horroroso y prolongadísimo, mezclado con gritos de horror y espanto, con voces humanas inarticuladas que, confundidas con el fragor general, producían un estrépito espantoso. Desconcertado, observó alrededor para averiguar cuál pudiera ser la causa de aquella catástrofe, pero no vio nada de particular. El rumor, cada vez más ensordecedor, se iba acercando y, ni con los ojos ni con los oídos, se podía precisar qué sucedía. Don Bosco continuó así su relato: -Vi primeramente una masa informe que poco a poco fue tomando la figura de una cuba de fabulosas dimensiones: de ella salían los gritos de dolor. Pregunté, espantado, qué era aquello y qué significaba lo que estaba viendo. Entonces los gritos, hasta allí inarticulados, se intensificaron más, haciéndose más precisos, de forma que pude oír estas palabras: -Multi gloriantur in terris et cremantur in igne (Muchos alardean en la tierra, pero arderán en el fuego). (**Es18.251**))
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