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>. ((**It18.282**)) Leyó él atentamente y dijo después que se la llevaran a don Joaquín Berto, observando: ->>Qué pensará don Joaquín Berto al recibir esta estampa? Don Joaquín Berto pensó en la realidad. Comprendió que era un aviso paternal, para cuando, dentro de poco, le llegara a faltar don Bosco, su único sostén en el mundo. En la mesa rompía el silencio raras veces, parecía que estaba en continua meditación. Un día, echando agua al vino, dijo: -También Jesús en la cruz quiso que su sangre se mezclara con agua. Una vez le hizo una profecía a su gran confidente don Juan Bautista Lemoyne, que le hacía compañía en las horas del atardecer, para aliviarle en su forzosa e inactiva soledad, puesto que la luz artificial le molestaba la vista. De pronto, sin que se hubiera hablado de nada que hiciera referencia a ello, prorrumpió en estas palabras: -Tú llegarás a una edad muy avanzada. Otra tarde, mientras Lemoyne le seguía en silencio escaleras arriba, se paró de repente don Bosco y, como quien revela un secreto, le musitó en voz baja: -Te espera un porvenir muy glorioso. Y, tras breve silencio, prosiguió: -Lo que has sufrido hasta ahora es nada en comparación con lo que te queda por sufrir. Pero no tengas miedo, todo pasa en este mundo... y después... después el Paraíso. (**Es18.249**))
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