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notables por prudencia, más insignes por virtud, y
porque está asistido de modo particular por el
Espíritu Santo para el gobierno de la Iglesia>>.
El cardenal Di Canossa, obispo de Verona, le
escribía el día veintiséis de diciembre
recomendándole a su hermano Octavio y le decía:
<>. Por fin, le declaraba su <>. Don Bosco le contestaba tres
semanas después.
Eminencia Reverendísima:
He recibido con grandísima satisfacción los
saludos y la bendición de V. E. Rvma. y he tenido
el gusto de saludar a su señor hermano, el conde
de Canossa. Al presente todas nuestras oraciones
se dirigen a la Santísima Virgen Auxiliadora, a
fin de que conserve todavía ad multos iubilares
dies a V. E, para gloria de la Iglesia y amparo de
los necesitados, especialmente de los pobres
Salesianos que humilde, pero encarecidamente, se
encomiendan a la caridad de las plegarias de V. E.
Bendíganos a todos y dígnese considerarnos como
sus pobres, pero afectísimos hijos y servidores.
Turín, 14, 1887.
Por todos,
JUAN BOSCO, Pbro.
Tenga compasión de esta mi mala letra.
A vuelta de correo, le manifestó el Cardenal
con estas líneas su inmensa alegría. Es esta carta
un precioso documento que manifiesta el elevado
concepto que tenía de don Bosco y de su Obra una
lumbrera tan alta de la Iglesia. Verona se
preparaba precisamente por aquellos días para
celebrar las bodas de plata episcopales de su
Obispo. León XIII se había adelantado a los
diocesanos con una carta de felicitación, a la que
aquí se alude.
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Venerabilísimo y carísimo don Bosco:
Después de la admirable carta de nuestro Santo
Padre León XIII, ninguna otra de las recibidas en
estos días me ha proporcionado más alegría y
satisfacción que la suya, tan afectuosa, que he
recibido esta mañana. íMil y mil gracias! Porque,
en medio de tantas y tan santas ocupaciones como
las suyas, no sólo se ha acordado de mi pobre
persona, sino que hasta se ha tomado la molestia
de escribirme por su propia mano... Le estoy
reconocido de corazón, y ya que no puedo hacer
otra cosa, pediré al Señor, más que de costumbre,
que bendiga a usted y a sus provechosas empresas.
Dije más que de costumbre, porque aprecio y quiero
a sus Salesianos y, aunque indignamente,
(**Es18.246**))
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