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que don Bosco fue formando, desde pequeños, en el
Oratorio, y se los encontró a su lado en la hora
oportuna cuando, en el ocaso de su vida,
necesitaba poderosos auxiliares para dirigir con
firmeza su obra, organizarla sólidamente y
facilitar su expansión. Dotado como estaba de
espíritu metódico, fuerte voluntad y sentido
práctico, demostró en el desempeño de su cargo,
durante treinta años, su prudencia, calma y
constancia. Su cargo se extendía también al
Instituto de las Hijas de María Auxiliadora y a la
dirección de la prensa salesiana. En todos los
campos de su actividad, fue siempre un suscitador
de energías, puesto que poseía en alto grado el
arte de animar a la acción. En todas sus
actividades tuvo siempre por mira mantener vivo
entre sus hermanos el espíritu del Fundador. Al
celebrarse el vigésimo quinto aniversario de su
elección como Director general de los estudios,
dio públicamente las gracias a todos los Socios,
escribiendo: <>.
Fue una hermosa jornada la que transcurrió en
torno a don Bosco el día treinta de noviembre en
el colegio de Valsálice. Se celebraba en él la
distribución de premios a sus alumnos
distinguidos. El cardenal Alimonda y el teólogo
Margotti pasaron algunas horas de la mañana y de
la tarde con el Santo. En la velada el cardenal
Alimonda hizo una de sus fascinadoras
improvisaciones sobre el valor y la eficacia de la
disciplina. Hacia las seis de la tarde, don osco
volvió al Oratorio 1.
Aquella tarde escribió el Cardenal a monseñor
Cagliero: <((**It18.266**))
Resultó una fiesta hermosa e interesante como
todas las salesianas. Pero nada más interesante
que el amadísimo don Bosco que nos acompañaba,
siempre jovial, siempre tranquilo y contento, sin
desmejoramiento de la salud, aunque sujeto a los
achaques de siempre. Quiera el Señor guardarlo
todavía para muchas santas empresas, entre las
cuales no hay que perder de vista la salida de un
buen grupo de misioneros que se prepara para
pasado mañana. No quiero privarme de la
satisfacción de asistir al adiós e implorar todas
las bendiciones del cielo sobre el selecto
escuadrón>> 1.
Con cuánta razón había escrito don Francisco
Cerruti a Monseñor 1:
1 Véase Unit… Cattolica, 2 de diciembre de
1886.
1 Ap., Doc. núm. 61.
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