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A propósito de milagros, es digno de recuerdo
lo que le sucedió a don Esteban Trione. Era,
entonces, este celosísimo salesiano catequista de
los estudiantes en el Oratorio; al volver de una
breve misión, refirió a don Bosco los frutos
admirables de su predicación. ((**It18.262**)) El
Santo le respondió sonriendo:
-Quiero obtenerte de Dios el don de los
milagros.
Y él, espontáneo como siempre, dentro de su
sencillez, respondió:
-íNada mejor! Así podré convertir más
fácilmente a los pecadores.
Entonces don Bosco, con el rostro muy serio,
continuó diciendo con gravedad:
-Si tuvieses este don, muy pronto pedirías
llorando al Señor que te lo quitase.
Seguramente que el Siervo de Dios pensaba en
aquel momento en la tremenda responsabilidad que
tiene ante el Señor quien recibe de él dones tan
extraordinarios.
Entre los milagros de don Bosco será preciso
contar también la heroica fortaleza, con que
sostuvo largas y feroces contradicciones, y su
invencible paciencia en aguantar penosas y
persistentes enfermedades.
íCuántas y qué grandes vicisitudes para obtener
la comunicación de los privilegios!
Concluidos los trámites, encargó a don Joaquín
Berto que reuniera y ordenara todos los
privilegios obtenidos, trabajo largo y difícil,
que guardan nuestros archivos en una carpeta muy
voluminosa. Cuando la compilación tocaba a su fin,
el compilador se lo notificó a don Bosco,
agregando que había motivo para estar contentos
por la comunicación de los mismos, pues se
evitarían muchas dificultades en lo porvenir. El
Santo le respondió con profundo sentimiento:
-Mas, para llegar a este punto, hemos debido
cruzar el mar Rojo.
Don Francisco Cerruti depuso en el proceso
informativo sobre su estado de salud en los dos
últimos años 1:
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