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En la mañana del día cinco, hizo llamar a don
Juan Bautista Lemoyne y se lo manifestó todo,
dando lugar a un diálogo del cual nos dejó memoria
su interlocutor.
Cuando el Siervo de Dios hubo expuesto cuanto
había visto y oído, prosiguió:
((**It18.255**)) -Y
ahora te he llamado para que me aconsejes. >>Debo
decir a la familia Olive lo que he soñado?
-Usted sabe mejor que yo, replicó Lemoyne, que
la Virgen se ha mostrado siempre muy buena con don
Bosco.
-íOh, sí, es cierto!
-Y que muchos de estos sueños se han cumplido a
la letra.
-Así es.
-Y por tanto, si me lo permite y para dar
gloria a Dios, los llamaré visiones, porque son
tales.
-Tienes razón.
-Por consiguiente, tenemos toda la razón para
creer que también este sueño es una cosa
sobrenatural que se realizará y que Olive, aunque
esté desahuciado por los médicos, curará.
->>Cuál sería, pues, tu consejo?
-Para emplear un poco de prudencia humana, si a
usted le parece bien, yo comenzaría haciendo
correr la voz de que don Bosco ha soñado con Olive
y que, en el sueño, le pareció haber concebido
algunas ligeras esperanzas.
-Pues bien, vamos a hacerlo así.
-Pero usted, don Bosco, por favor, escriba este
sueño. Sé que se cansa mucho, pero se trata de la
Virgen. Si el hecho se realiza, tendremos un
documento de la maternal bondad de María.
tengo mi morada en lo más alto de los cielos para
hacer ricos a los que me aman y llenar sus
tesoros. Tesoros de los jóvenes son las palabras
castas y las acciones puras. Por eso, vosotros,
ministros de Dios, levantad la voz y no os canséis
jamás de gritar: Huid de las cosas contrarias, o
sea de las malas conversaciones. Las malas
conversaciones corrompen las buenas costumbres.
Los que hablan insensatamente y de manera obscena,
difícilmente se corregirán. Si queréis hacer algo
muy agradable para mí, procurad tener buenas
conversaciones entre vosotros y daos mutuamente
ejemplo de bien obrar. Muchos de vosotros prometen
flores y sólo nos dan espinas a mí y a mi Hijo.
>>Por qué haciendo confesiones tan frecuentes
vuestro corazón está tan distante de mí? Decid y
haced el bien y no el mal. Yo soy una madre que
amo a mis hijos y detesto sus culpas. Volveré
entre vosotros para llevar a algunos al verdadero
reposo. Me cuidaré de ellos como la gallina cuida
a sus polluelos.
Y vosotros, aprendices, sed artífices de obras
buenas y no de iniquidad. Las malas conversaciones
son como una peste que se infiltra entre vosotros.
Vosotros, los llamados a administrar la heredad
del Señor, levantad la voz, no os canséis de
gritar hasta que venga Aquel que os llamará a dar
cuenta de vuestra administración. Mi delicia
estriba en estar con los hijos de los hombres.
Pero el tiempo es breve; por tanto, mientras
tenéis tiempo, trabajad con ánimo esforzado.
(**Es18.226**))
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