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((**Es18.213**) fuese enviado a Europa. Se le hizo notar la esperanza que se tenía de su enmienda y la cuantía de los gastos del viaje. -No importa, exclamó muy dolorido el Santo. Cueste lo que cueste, que lo manden en seguida. Es una alma que se pierde y hay que salvarla. Por desgracia ya era tarde. El pobre desgraciado tuvo, poco después, en Santa Cruz una muerte muy infeliz. Monseñor Cagliero había compilado una relación general sobre el estado de la Misión en Patagonia, enviando tres copias, una para el Padre Santo a presentar por medio del Cardenal Protector 1, otra para Propaganda ((**It18.239**)) Fide 2 y la tercera para la Obra de Propagación de la Fe; su secretario hizo un resumen, que fue enviado a don Bosco 3. Para tener una idea completa en torno a este primer período de la actividad misionera salesiana bajo la iluminada guía de monseñor Cagliero, nos parece bien presentar todavía una carta suya, rica en importantes noticias y llena de vida. Rvmo. y amadísimo Padre: He tardado algo en escribirle porque esperaba la llegada de nuestros misioneros que, desde hace siete meses, se encontraban en la faldas de las Cordilleras. Ya han llegado felizmente, asistidos providencialmente por el Señor y bendecidos por El en sus excursiones apostólicas. Nuestro don Domingo Milanesio es una verdadera suerte para todos los habitantes del Rio Negro: acompañado de nuestro valiente don Bartolome Panaro, del coadjutor 1 El cardenal Parocchi le respondió así: Ilustrísimo y Reverendísimo Monseñor: Haciéndome cargo de los muchos deseos de V. S. Rvma., cumplí solícitamente el agradable encargo de presentar al Padre Santo los felices progresos de esas misiones de los buenos Salesianos. El corazón del Sumo Pontífice se conmovió visiblemente y tuvo palabras de elogio para V. S. Rvma. y todos los que con celo verdaderamente apostólico le ayudan a propagar el reino de Jesucristo, mientras les impartía la implorada bendición. Yo, por mi parte, al comunicarle los sentimientos del Soberano Pontífice, me congratulo con V. S. por todo lo realizado y, dispuesto a cuanto se pueda esperar de mi cargo de Protector, auguro a esas misiones un siempre mayor incremento, mientras, con profunda y afectuosa estima, beso reverentemente las manos de V. S. Rvma. Roma 23 de agosto de 1886. Muy atento y s. s. en J. C., L. M. Card. Vic. Protector de los Salesianos 2 Por vez primera rellenó el módulo que había recibido de Propaganda (Ap., Doc. núm. 54). 3 Ap., Doc. núm. 55. (**Es18.213**))
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