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gubernativas, lo que le valió para consolidar la
propia autoridad en su sede de Patagones, como se
vio a su regreso, después de la larga ausencia. A
su llegada, no solamente acudieron a recibirle los
Salesianos y las Hermanas con los alumnos de ambas
partes del Río Negro; sino que llenaba la playa un
pueblo variado y numeroso: señores y señoras,
marineros y militares, indios y gauchos lo
aguardaban con verdadero entusiasmo. Las
principales autoridades subieron a bordo para
saludarle. El Gobernador, enfermo desde hacía
algunos días, aunque era anticlerical y
personalmente hostil, no pudo excusarse de enviar
en seguida un oficial superior para que lo
representase, manifestando su satisfacción por la
llegada de Monseñor.
Todo esto colmó de alegría al Vicario
Apostólico, persuadido de que aquel gran cambio de
ánimos, en el centro del Vicariato, le allanaría
el camino para un ejercicio más fructuoso en su
ministerio. Es cierto que su manera de obrar
contribuía a conquistarse la estima y confianza.
<>. Apenas desembarcó, se
dirigió a la iglesia, donde, hecha una breve
oración, agradeció a todos el espléndido
recibimiento que le habían tributado. Pero aquel
agradecimiento colectivo no era suficiente; la
cortesía pedía que fuera visitando a las personas
de mayor relieve, lo cual le dio ocasión para
conocer de cerca a las familias principales, tan
necesitadas de instrucción religiosa.
Por aquellas remotas latitudes, no se enfriaba
en los corazones el cariñoso recuerdo de don Bosco
con la inmensa distancia, ni con las fatigas
agotadoras. ((**It18.233**))
Hablaban de él entre ellos; hablaban de él a los
niños; no había fecha memorable que pasara
inadvertida. Así, el día diecinueve de mayo, los
alumnos del colegio de Patagones le escribieron
cada uno su cartita, para el próximo día
onomástico. <>.
Cuánto gozó don Bosco al leer aquellas cartas,
pueden todos imaginarlo 2.
Se conservan, sin embargo, muchas cartas
escritas en idéntica circunstancia por los mismos
Salesianos. Pedimos perdón a los lectores, si de
nuevo buscamos en ellas los sentimientos que los
antiguos Salesianos
1 Carta a don Juan Bautista Lemoyne, Carmen de
Patagones, 14 de mayo de 1886.
2 No hemos podido encontrar la carta de aquel
indio; solamente otras dos (Ap., Doc. núm. 53
A-B).
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