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una obra, que floreció muy en breve y está todavía
floreciente 1.
Hay una segunda relación de monseñor Cagliero
con tanta abundancia de detalles, que, aunque un
poco larga, viene muy a propósito en este sitio:
Muy querido Padre don Bosco:
Estoy en vísperas de volver a mi querida
Patagonia. He debido emplear dos meses predicando
los santos ejercicios espirituales en nuestras
diversas casas, y he disfrutado un mes aquí en
Buenos Aires. Era necesario este pequeño descanso
para visitar y recibir visitas, entablar nuevas
relaciones y buscar dinero.
A través del Capellán mayor del Ejército, he
podido relacionarme con el Ministro de la Guerra,
que se mostró muy a favor de nuestras Misiones, en
lo tocante al bien de los soldados que están de
guarnición a lo largo del Río Negro. He podido
obtener de él ocho pasajes gratis, de Buenos Aires
a Patagones. Esto me ahorró ((**It18.228**))
quinientos escudos; y, como solemos decir
nosotros, lo que mucho vale mucho cuesta, o a
caballo regalado no le mires el diente.
Mientras tanto, los trescientos escudos
mensuales que el Gobierno nos entregaba para
nuestras Misiones, hace dos años que nos los
suspendieron y nosotros tiramos adelante como Dios
nos da a entender. Entre limosnas para misas y
otros donativos he podido juntar mil escudos. Poca
cosa, teniendo en cuenta el poco valor del dinero
en estas regiones.
En las visitas a los colegios he preparado el
ambiente para una especie de pequeños cooperadores
salesianos (para que no se confunda esta obra con
la de la Santa Infancia) y espero que produzca
algunos miles de escudos al año, mas sin hacer
mucha publicidad.
He entregado al Arzobispo una relación de
nuestras misiones durante el año 1885 para que la
transmita, como era costumbre años pasados, al
Gobierno, el cual nos dará o no nos dará alguna
subvención.
También he pedido ayuda a algunas sociedades de
beneficencia y me han prometido hacer algo.
Se dice que lobo hambriento no tiene asiento; y
eso me ha pasado a mí; me han obligado a ello las
deudas contraídas con el Banco para levantar las
dos iglesias que sabe.
Paso ahora a darle noticias sobre los créditos
que tenemos con el Padre Eterno, si quiere
dedicarnos parte de su bondad y de su infinita
misericordia.
Don Angel Savio y don José María Beauvoir,
junto con un coadjutor (Fossati) se han
establecido a orillas del río Santa Cruz, a cinco
días de navegación de nosotros. Están en muy
buenas relaciones con el Gobernador, con quien he
hablado antes de que saliera para aquellas
tierras. Y es probable que se trasladen más allá,
hasta el Cabo de las Vírgenes, donde, como habrá
sabido por los periódicos, se dice que hay un
riachuelo que, en vez de arena, lleva al mar
ípepitas de oro! Y mientras nosotros bromeamos con
esta nueva California, los ingleses trabajan en
serio a más no poder, para dar con su Dios que no
es el nuestro.
Don Domingo Milanesio y don Bartolomé Panaro,
con un catequista y un mozo
1 En julio don Santiago Costamagna envió a don
Miguel Rúa una interesante relación sobre esta
casa (Ap., Doc. núm. 52).
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