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en esta tierra de tribulaciones y espinas.
Confiamos en sus oraciones y en las de nuestros
queridos hermanos y cooperadores.
Sí, rece porque lo necesitamos en estos
momentos.
Desde el Brasil hasta la Tierra del Fuego le
saludan sus hijos y piden por su preciosa salud.
Desde los Alpes al Lilibeo sabemos que hay
hermanos nuestros que le quieren; pero no son
menos que ellos los que le quieren muchísimo desde
los dos grandes Océanos del Pacífico y el
Atlántico, con los que no pueden compararse el
Mediterráneo y el Adriático.
Reciba los saludos de todos y bendíganos en el
Señor.
Al venerando Capítulo y a sus no menos
venerandos sujetos (miembros), el testimonio de
nuestra humilde sumisión y mi pastoral bendición.
Amén.
San Nicolás, 22 de febrero de 1886.
Afectísimo hijo en J. C.,
JUAN, Obispo de Mágida
P.D. He recibido de Roma, junto con la facultad
para autorizar los Matrimonii misti cum cautelis
(matrimonios mixtos, con cautela), una carta
laudatoria del Cardenal Simeoni, respondiendo a la
primera relación que envié a Propaganda. Ahora
estoy preparando la segunda, que mandaré a don
Francisco Dalmazzo con un duplicado para Turín.
Preparo también una relación semejante para la
Propagación de la Fe y la Santa Infancia 1.
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Monseñor Cagliero, a causa de las deudas que
pesaban sobre la Inspectoría Argentina, había
decidido no abrir más casas, al menos por un año;
pero circunstancias providenciales le hicieron
desistir de su propósito. En 1885 el Gobierno de
La Plata había prometido a los Salesianos un
precioso terreno, a condición, sin embargo, de que
no tendría efecto el contrato estipulado, si no se
erigía allí un colegio. Los Salesianos tenían
muchos deseos de establecerse en La Plata, en
razón de que la mayor parte de la población era
italiana. Pero, teniendo tantas deudas, >>cómo
arriesgarse a construir? Se abandonó, pues, la
idea. Acudieron en seguida los protestantes, que
estaban al acecho y obtuvieron las mismas
facilidades gubernativas. Pero, después de
edificar allí su templo y construir dos casas
tuvieron que marcharse, sin que nunca se supiera
por qué. Enconces el canónigo Carranza, párroco en
la ciudad, adquirió los edificios y el terreno y
después, con apremiantes recomendaciones del
Arzobispo y de otras personalidades influyentes,
se presentó a los Salesianos y se los ofreció.
Después de lo acaecido, se consideró que no se
podía rechazar. Así comenzó
1 Pueden servir, de complemento a estas
noticias, las que su secretario don Antonio
Riccardi, envió a don Bosco el doce de marzo (Ap.,
Doc. núm. 51).
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