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((**Es18.197**) por conocer a don Bosco, ser apreciados y queridos por él; cómo disfrutan poniendo en sus manos toda su fortuna, para que la emplee a mayor gloria de Dios y bien de las almas. Ellos mismos confiesan que son instrumentos bendecidos por la divina Providencia en manos de don Bosco>>. Y, más adelante, continuaba: <>qué le diré a usted, veneradísimo Padre, la víspera de la partida? Mañana por la tarde o, a más tardar, pasado mañana, martes, estaremos todos nosotros a bordo del Tibet, que nos llevará lejos, lejos de usted. íCuánto lo siente nuestro corazón y cuánto se entristece en ciertos momentos! Pero nos consuela el pensamiento de que usted nos acompaña con sus oraciones y sus bendiciones; que nos acompaña con todo su afecto paternal. Nosotros no tenemos más deseo ni ambición que la de mostrarnos dignos hijos de un padre tan bueno y tan santo. Si el Señor nos ayuda a mantener nuestros propósitos, ya verá, veneradísimo Padre, que, aun a costa de cualquier esfuerzo y sacrificio, le daremos consuelos, muchos consuelos>>. ((**It18.220**)) Zarparon el día catorce por la tarde. La travesía fue trágicamente borrascosa. <<íPobres compañeros míos de Misión!>>, exclamaba don Luis Lasagna en una carta a don Bosco 1. Seguramente no olvidarán jamás lo mucho que sufrieron en los dos terribles días, del día diecinueve al veinte de diciembre de este año>> 2. Y decía de las Hermanas: <>. Llegaron sanos y salvos al puerto de Montevideo el día seis de enero; pero aún no habían terminado las dolorosas peripecias. La ciudad estaba invadida por el cólera, que también hacía estragos en Buenos Aires 3. El cólera había visitado Italia: todo esto ya había creado dificultades e impedimentos a la hora del embarque. Lo peor fue a la llegada. Aunque no se había dado el más mínimo caso a bordo, sin embargo, no hubo forma de que se concediera el permiso de desembarque: no hubo más remedio que virar hacia la isla de Flores para hacer allí 1 A bordo del Tibet, 23 de diciembre de 1886. 2 La realista descripción de la infernal borrasca puede leerse en el Boletín de marzo de 1887. 3 Cuatro salesianos, dos de la Boca, don Esteban Bourlot, director y párroco y el coadjutor Fabrizi, y dos de San Nicolás, don Luis Galbusera y don Fabricio O'Grady, se contagiaron; pero, don Santiago Costamagna escribía a don Bosco el día veinticuatro de noviembre: <>. (**Es18.197**))
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