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CAPITULO VIII
EXPEDICION MISIONERA DEL 1886.
UNA MIRADA A LAS CASAS
Y A LAS MISIONES DE AMERICA
LAS casas y las Misiones Salesianas de América
pasaban grandes apuros económicos y no se
encontraban en el lugar medios para remediarlos;
por eso, monseñor Cagliero recurría
insistentemente a Turín, exponiendo sus
necesidades y pidiendo recursos. Don Bosco había
dicho el día 18 de septiembre de 1885 en el
Capítulo:
-Estoy pensando en una circular para socorrer a
los misioneros, pero aún no está bien concebida.
Necesito rezar y después hablaré.
La circular, redactada según un esbozo del
Santo y revisada por él, estaba ya preparada en
octubre de 1886. En ella se daba a conocer el
estado de las misiones, los planes y las
necesidades más perentorias del momento; después
se anunciaba una próxima expedición misionera;
finalmente, ya fuera para sostener las obras
comenzadas y comenzar otras nuevas, ya fuera
también para reunir los muchos medios
indispensables para la proyectada expedición de
otros obreros evangélicos, se imploraba la caridad
de los Cooperadores y Cooperadoras.
Pero la circular no se dirigía solamente a los
miembros de la Pía Unión. Se tradujo al francés,
al español, al inglés y al alemán y se envió a
todas partes de Europa, a Príncipes y a Ministros
y a la Dirección de periódicos de cualquier color.
Hasta se envió una copia al Emperador de China y
al Sha de Persia. Hubo que escribir más de cien
mil ((**It18.211**))
direcciones; trabajaron en ello muchos alumnos del
Oratorio, un grupo de clérigos a los que se hizo
ir desde San Benigno y una docena de Hermanas,
llamadas a Nizza Monferrato. La intención de don
Bosco no sólo era recoger limosnas, sino, además,
dar a conocer su obra universalmente en el mundo.
Lo decía él mismo:
-No espero solamente el fruto presente, sino
que miro el fruto del porvenir. El que no hace
nada por nosotros ahora, más adelante se acordará
de nuestra petición y hará algo. Por tanto, aun
pasados años
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