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((**Es18.166**) En la sesión de la tarde, se elaboró un reglamento para las parroquias. El relator, don Luis Lasagna se sirvió de los trabajos del tercer Capítulo General relativos a este asunto. Expuso antes algunas consideraciones que parecían desaconsejar la fácil aceptación del cuidado de las parroquias. Se presentaron muchas dificultades sobre el modo de conciliar entre sí las dos autoridades, allí donde se agregara a la parroquia un colegio. Después de una fuerte discusión, se cortó la cuestión remitiendo al Rector Mayor la determinación, vez por vez, de si el Director del colegio debía serlo también de toda la casa o si el Párroco debía llevar la dirección. Pero quedó decidido en firme que las dos administraciones fueran totalmente distintas. Hacía todavía muy poco tiempo que los Salesianos regían parroquias para poder apelar a la experiencia y regular esta materia; sin embargo, el segundo ensayo ya señaló un progreso sobre el primero, dando lugar a la formulación de un conjunto de normas, dignas de nuestra consideración, aunque no fueran más que como punto de partida para las definitivas deliberaciones posteriores y, además, porque fueron discutidas en vida de don Bosco 1. Don Bosco entró en el aula y asumió la presidencia, que hasta entonces había llevado don Miguel Rua, cuando se estaba estudiando la manera de que el nombramiento ((**It18.184**)) del párroco fuera amovible ad nutum Superioris, y, después de informarse sumariamente de los asuntos tratados, empezó a hablar así: -Es mi parecer que, encontrándonos en tiempos calamitosos, por la división entre los poderes civil y eclesiástico, conviene seguir adelante como mejor se pueda, regulándose según las circunstancias en cuanto a las parroquias ya existentes. En cuanto a las que se pudieren aceptar, ya el Capítulo Superior estudiará la mejor manera para conseguir la inamovilidad. Otro asunto interesante fue el de conseguir una mayor disciplina en las escuelas profesionales. El párrafo segundo del esquema repartido a los Hermanos, presentaba un doble objeto, a saber: la dirección que se debía dar a los aprendices y los medios para desarrollar entre ellos la vocación religiosa. Participó también en la discusión el coadjutor José Rossi. Las deliberaciones que se tomaron no pueden quedar sepultadas en los archivos, porque reflejan el pensamiento de don Bosco, quien ciertamente las hizo suyas, y porque señalan el primer paso de un período basado en la tradición a otro regulado por leyes 1 Ap., Doc. núm. 38. (**Es18.166**))
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