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((**Es18.145**) le invitaban a que se presentara en seguida para acompañarla de nuevo a casa. El padre acudió y la encontró en perfecto estado de salud, tanto que la víspera de Todos los Santos quiso ella recibir los Sacramentos en Alessandria para dar gracias al Señor por su salud recuperada. El cambio de ambiente produjo en seguida sus benéficos efectos; tanto que el Siervo de Dios bajó al Oratorio el día once y el quince de julio para encontrarse con los exalumnos y pudo hablarles una y otra vez al término de la comida. Por fortuna se han conservado sus breves alocuciones, que constituyen el único recuerdo de las dos fiestas. A la comida de los exalumnos seglares asistieron también algunos señores franceses. Don Bosco habló así: Deseo dirigiros unas palabras, porque no estoy seguro de si podré estar todavía otro año con vosotros. Mucho me gustaría poder pasar una y más veces este día en vuestra compañía; pero los achaques de la vejez me advierten que no me haga ilusiones. Os agradezco, pues, que hayáis venido a almorzar conmigo; y, con vosotros, a estos señores, cuya amistad les ha traído aquí desde ((**It18.160**)) Francia. No han venido hoy todos mis buenos amigos y queridos hijos, ya que no les ha sido posible, por la mucha distancia y sus quehaceres. Pero decidles, cuando los encontréis, que en vosotros los vi también a ellos; y que, en vosotros, les agradecí el afecto que me siguen teniendo: decidles que don Bosco siempre está dispuesto a partir con ellos su pan, porque no es el pan de don Bosco, sino el pan de la divina Providencia. Don Bosco os quiere a todos en Jesucristo, porque vosotros le queréis y espero que Nuestro Señor nos dé la gracia de ver tiempos mejores. Don Bosco rezará siempre por vosotros y vosotros ayudadme con vuestras oraciones para que podamos realizar nuevas obras y continuar las ya empezadas. íMirad qué buena ha sido la Providencia con nosotros! Hoy son miles y miles los que moran en nuestras casas, y ciertamente no viven papando vientos y flores; y, sin embargo, desde los principios del Oratorio hasta nuestros días, no nos faltó el pan ni un solo día; al contrario, crecieron las necesidades y aumentaron también los medios. Y yo os aseguro que nuestras cosas seguirán creciendo bajo las alas de la divina y amable Providencia. Vosotros y vuestros hijos y los hijos de vuestros hijos lo veréis y gozaréis tomando parte en nuestra suerte, en nuestra fortuna. Seamos fieles a nuestra santa religión y todos se verán obligados a apreciarnos y amarnos; nadie podra aborrecernos, porque la caridad es el vínculo que une los corazones. Os prometo que seguiré queriéndoos como hermano, como padre, hasta que nuestro amor se encuentre coronado el día en que oigamos estas suaves palabras: -Entrad en el gozo del Señor, porque habéis observado mi santa Ley. A los antiguos alumnos sacerdotes, se unieron también unos veinte seglares que no habían podido asistir el domingo anterior. Por las palabras de don Bosco es fácil deducir los temas que se tocaron en los brindis que precedieron al suyo. Las ideas que expresó son muy notables. (**Es18.145**))
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