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de sus naciones. El número más notable del
programa fue la presentación de una biografía de
Mamá Margarita, escrita por Lemoyne. El autor
acompañó la entrega con un soneto en el que
definía el libro como el más hermoso ramo de
flores formado con las siempre fragantes virtudes
de su santa madre 1.
El día veinticuatro celebró la misa en el altar
de san Pedro. Por la mañana recibió una
representación de los antiguos alumnos, que le
ofrecieron un terno eclesiástico rojo brocado en
plata. Fue intérprete de los sentimientos de todos
el topógrafo Santiago Belmonte. En su discursito,
que se imprimió 2, evocó el grato recuerdo de
tiempos lejanos, con estos párrafos:
<((**It18.152**)) no hay
pueblo donde no se oiga hablar de don Bosco>>.
Don Bosco respondió con mucho cariño y con
lágrimas de paternal correspondencia.
Acompañado de los huéspedes y de los miembros
del Capítulo Superior, bajó a comer al refectorio
de la comunidad. La última demostración, la
segunda velada ante un público numeroso, resultó
muy amena, con sus cantos, músicas y discursos. La
Unión Católica Obrera de Turín proclamó socios de
honor a los señores de Villeneuve y de Font 3.
1 Véase Ap., Doc. núm. 27, y más arriba la pág.
59.
2 En el día onomástico del reverendísimo don
Juan Bosco los alumnos del Oratorio de San
Francisco de Sales: Turín, 1886, Tip. Sal., págs.
6-7.
3 El Consejo de la Asociación de Barcelona
dirigió a don Bosco una carta afectuosa y
agradecida por las finas atenciones dispensadas a
su secretario (Ap., Doc. núm. 28).
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