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((**Es18.133**) ((**It18.145**)) Cuando don Bosco volvió a Turín, el cardenal Alimonda tuvo ocasión de escribir una carta al cardenal Parocchi sobre esta cuestión y éste le contestó muy amablemente el día veintinueve de mayo: <>. Aquel mismo mes demostró públicamente el nuevo protector cuáles eran sus sentimientos para con don Bosco y los Salesianos en la conferencia que dio a los Cooperadores de Roma, en las nobles Oblatas de Tor de'Specchi por la fiesta de María Auxiliadora. Después de lamentar la ausencia en la asamblea de la más brillante joya, que solía refulgir en otras ocasiones y dar esplendor a la Conferencia Salesiana; que no estuviera presente la <>, <>, que habría respondido a muchas preguntas <>, estudió a fondo la Obra salesiana, demostrando cómo había que atribuir su nacimiento y desarrollo a la fe y a la caridad del Hombre de Dios. Una vez tratados estos dos puntos, dirigióse a las madres de familia, para que con su caridad, inspirada por la fe, cooperasen a un bien tan grande, contribuyendo especialmente a la construcción del hospicio del Sagrado Corazón en Roma y al sostenimiento de los muchachos que iban creciendo en él y constituían la esperanza de la religión y del Cielo 1. La delicada salud de don Bosco no le hacía desistir de uno de sus objetivos preferidos, como era el aumento de la cooperación salesiana. Uno ((**It18.146**)) de los pensamientos dominantes, durante el último decenio de su vida, fue el de multiplicar los Cooperadores y afianzar la pía Unión, llevando a ella a autorizados personajes. Así, en el mes de marzo, hizo llegar a manos de todos los Obispos de Italia, que aún no lo tuvieran, el diploma de Cooperador Salesiano, acompañándolo con la colección del Boletín Salesiano. Pareció aquello como su postrer saludo al Episcopado Italiano, por el que tanto se había preocupado párroco de San Gervasio y Protasio. El año 1871 fue nombrado Obispo de Pavía por Pío IX y el año 1877, Arzobispo de Bolonia; pero en una y otra sede el Gobierno le negó el exequátur, por lo que debió vivir en el Seminario, recibiendo de la Santa Sede la asistencia económica que le debía el Estado. Pío IX lo nombró Cardenal en el Consistorio del 22 de julio de 1877 y León XIII lo llamó a Roma en el 1882; en el 1884 lo eligió su Vicario General para Roma. En el 1889 pasó del Orden de los Presbíteros al de los Obispos y ocupó la sede suburbicaria de Albano. Obligado por la enfermedad, dejó en el 1896 el Vicariato y pasó a ocupar el rgo más tranquiio de Vicecanciller de la Santa Iglesia Romana. Murió en diciembre del año 1902. 1 Véase Ap., Doc. núm. 25. (**Es18.133**))
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