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cambió en seguida en cariñosa compasión, al ver
que, cada vez, se iba encorvando más 1.
Mientras iba atravesando a paso lento el patio
entre dos grupos compactos de muchachos que se
agolpaban para besarle la mano, uno de los
secretarios, viéndolo tan fatigado, quiso acabar
con aquella aglomeración, apartando a los
muchachos; pero don Bosco, que advirtió la pena
con que reaccionaron los más cercanos, le dio una
cariñosa palmada en la mejilla diciéndole:
->>Por qué no quieres que vengan a besarme la
mano? Déjales que vengan.
Así todos tuvieron aquella satisfacción,
acompañándolo después con gritos de júbilo y
aplausos, mientras recorría la galería que llevaba
a su habitación. Después de la cena, hubo regocijo
general con una espléndida iluminación y las
oportunas inscripciones que adornaban el patio.
La fiesta del Patrocinio de san José que, en el
Oratorio la celebraban especialmente los
aprendices, caía en el día dieciséis de mayo. Don
Bosco, para dar gracias a María Santísima por los
favores recibidos durante el viaje, quiso celebrar
la misa, aunque con mucho trabajo, en la iglesia
de María Auxiliadora y, según su costumbre, en el
altar de San Pedro, durante la misa de la
comunidad, así que todos tuvieron la satisfacción
de verlo a sus anchas. Al mediodía, bajó a comer
con los Hermanos y, tanto los alumnos como los
superiores, le leyeron algunas composiciones en
prosa y en verso, dándole la bienvenida. Y como
don Bosco hablaba muy bien el piamontés y le
gustaba mucho, don Juan Bautista Francesia
director de los estudiantes, lo saludó alegremente
en dicho dialecto 2.
Al final don José Lazzero, director de los
aprendices, anunció que, después de las funciones
de la tarde, los de su sección harían ((**It18.137**)) una
veladita que podría titularse: San José y don
Bosco, e invitaba a todos los presentes a que la
honraran con su presencia; pero que no se atrevía
a invitar a don Bosco porque la velada se
celebraría en el patio; aunque sería un regalo
precioso para sus aprendices que pudiera estar en
medio de ellos al menos unos instantes. Don Bosco
respondió:
-Si hace buen tiempo y el aire no es frío, iré.
Y en efecto fue. Viglietti tuvo la idea de
colocarle al cuello la medalla que le había dado
en Barcelona la Sociedad Católica, la cual
1 Carta de don José Lazzero a monseñor
Cagliero, Turín 17 de mayo de 1886.
2 Ap., Doc núm. 22.
(**Es18.125**))
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