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eficacia de la intercesión; pero después, al
difundirse la noticia y comentar el caso, se creyó
justo reconocer también en don Miguel Rúa su parte
de mérito.
Nuestros viajeros no pasaron de Gerona la tarde
del día seis de mayo. Don Bosco necesitaba
absolutamente quietud y reposo antes de exponerse
a nuevos ajetreos y encontró un nido de paz en
casa del magnífico señor don Joaquín de Carles,
que salió a recibirlo a la estación, en compañía
de sus hijos. Una inmensa multitud rodeaba el
edificio de la estación ferroviaria; pero el
Santo, después de saludar a las autoridades
religiosas y civiles que le presentaron apenas
bajó del tren, se vio obligado a subir rápidamente
a un coche para librarlo del asalto de la
multitud. En el palacio donde le recibieron se
habían hospedado catorce reyes, entre los cuales
Amadeo de Saboya, durante su breve reinado en
España. La familia, admiradora de don Bosco,
estimó como un gran don del cielo tenerlo en su
casa, aunque fuera por poco tiempo. La habitación
que le destinaron es tenida, todavía hoy, en gran
veneración, aunque el palacio haya cambiado de
dueño. Fue regalado al Obispo de Gerona y quedó
convertido en suntuosa sede de la Acción Católica.
>>Cómo pudo don Bosco gozar de tan aristocrática
hospitalidad lejos de Barcelona? Responde a esta
pregunta un testimonio viviente (1936), el
veterano párroco de Lloret de Mar, reverendo Juan
Ferrés y Puntones, que moraba entonces con aquella
noble familia 1.
((**It18.120**)) Don
Joaquín Carles, primogénito de la familia, cuando
supo que había llegado a Barcelona un religioso en
concepto de santo, se propropuso ir a visitarlo.
El día veinticuatro de abril tomó consigo al joven
Ferrés y se dirigió a la casa salesiana de Sarriá,
donde obtuvo enseguida audiencia con don Bosco. Su
conversación fue muy larga. No se sabe qué se
dijeron; pero se vio salir al señor Carles la mar
de contento. A la mañana siguiente, oyó la misa de
don Bosco en la capilla del colegio y recibió la
comunión de sus manos. Tuvo después una segunda
audiencia y partió radiante de alegría, porque don
Bosco le había dado esperanzas de que haría una
parada en su casa, durante el viaje de vuelta. La
esperanza se convirtió en realidad. Cuando los
señores Carles recibieron una cartita en la que
les anunciaban que el Santo llegaría a Gerona el
día seis de mayo por la tarde, toda la familia se
1 Relación de don Eugenio Magni, director de la
Casa de Gerona, del día 5 de mayo de 1936. Véase
también El mensajerito de María Auxiliadora, de
Gerona, 1.° de mayo de 1936. Las fechas que
aparecen aquí y en otro lugar indican que ciertas
noticias se han añadido cuando ya estaba este
volumen en la imprenta.
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