((**Es18.101**)
Hacia el atardecer se despidió. <>. Antes de partir
tuvo que asistir al descubrimiento de una lápida,
destinada a recordar el honor de esta visita 1.
Era muy previsible que, durante el día, habría
ido mucha gente a ver a don Bosco en el colegio;
por lo que se acordó por la mañana que se
entregase a los que fueran un papel donde estampar
su firma y se les dijera que don Bosco, al volver,
bendeciría aquellas firmas entendiendo bendecir a
los firmantes, a sus parientes y a sus intenciones
particulares.
Cuando volvió a casa, le presentaron un
voluminoso fajo de pliegos con siete mil firmas
por lo menos 2.
Pero ello no le eximió de salir al balcón para
bendecir a la multitud que había permanecido
esperando.
Para transportar a Sarriá a tantos barceloneses
como allí acudían, ciertamente no eran suficientes
los trenes del horario. En los últimos días, se
triplicaron las salidas y hubo necesidad de poner
en ocasiones dos máquinas, ante la mucha gente que
acudía.
((**It18.108**))
SIN FECHA
Hay algunos hechos extraordinarios que no
sabemos dónde colocarlos, porque se conocieron en
fecha muy posterior: los presentaremos aquí todos
seguidos.
Primero, tres curaciones. Una pobre madre llevó
a don Bosco a su hijita, que padecía de corea,
enfermedad vulgarmente llamada baile de San Vito,
y le suplicó que la curara.
-Yo no curo, respondió el Santo.
Miró después a la enferma y le dijo:
-Sé muy devota de la Santísima Virgen, reza
cada día una avemaría y no sufrirás más este mal.
Una señora, que estaba presente, dijo a la
madre al salir que, si la niña curaba, se lo
dijera. Pasado algún tiempo, fue la madre en
persona a decir a aquella señora que, desde aquel
momento, la niña estaba muy bien.
1 Ap., Doc. núm. 16.
2 Viglietti escribe que aquel fajo y otros de
días sucesivos se los llevó a Turín; pero
ignoramos dónde pudieron ir a parar.
(**Es18.101**))
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