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algo más. Querría que el mundo conociera su
generosidad, y, si me lo permite, la publicaría en
el Boletín Salesiano.
-Dé en hora buena a este hecho la publicidad
que le agrade y según su prudencia.
Veía don Bosco en su proposición un medio para
fomentar el óbolo de San Pedro, a la sazón muy
mermado.
Recordarán los lectores que el Papa otorgaba
una asignación mensual a la casa de La Spezia;
era, por tanto, natural que don Bosco le diese
cuenta de aquella casa, con lo que abría el camino
para darle noticias de los otros colegios, del
Oratorio y de las dos principales asociaciones, a
saber la del clero infantil y la del Santísimo
Sacramento.
Díjole entonces el Papa:
-Diga de mi parte a los jovencitos de la
compañía ((**It17.103**)) del
Santísimo Sacramento que los quiero, que son la
pupila de mis ojos; hágales una caricia paternal
de mi parte y déles, también de mi parte, una
bendición manu ad manum. Estos queridos jovencitos
están destinados a explicar al mundo cómo la
caridad cristiana logra mejorar a la sociedad
mediante la buena educación impartida a los niños
pobres y desamparados... >>Y cuántos novicios
tiene?
-Doscientos ocho, Santidad, repartidos en los
diversos noviciados de San Benigno, Francia y
América, y otros esparcidos acá y allá por las
casas, para no llamar demasiado la atención.
-íDoscientos ocho! íEs maravilloso! íDoscientos
ocho novicios!
A petición de don Bosco, autorizó entonces el
Papa a la Congregación Salesiana a tener novicios
también en las casas profesas de Turín y de
Marsella; y siguió diciendo:
-Ayúdelos a superar todas las asechanzas del
demonio y cuide que se mantengan en su puesto;
dígales de mi parte que harán mucho bien, si son
como antorchas encendidas en medio del mundo y si
guardan con firmeza la moralidad entre aquellos
con quienes les toque hablar o actuar.
Después, la conversación versó sobre los
Cooperadores Salesianos, a quienes bendijo
ampliamente el Papa a ruegos de don Bosco.
-Yo mismo, siguió diciendo, quiero ser llamado
no sólo cooperador, sino operador, porque los
Papas no deben dejar de intervenir en estas obras
de beneficencia. Si queremos una sociedad buena,
no hay otro medio mejor que el de educar bien a
esta pobre juventud, que anda al presente suelta
por la calles; ella formará en breve el género
humano; si se la educa bien, tendremos una
sociedad sana y de buenas costumbres; y si mal, la
sociedad estará en mal estado y nuestros(**Es17.96**))
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