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pequeño. Ruegue por mí y por mi familia y dígnese
contarme entre los que, muy agradecidos, se
profesan de V. S. Ilma.
Turín, 8 de agosto de 1858
Atto. y
seguro servidor y amigo,
JUAN BOSCO, Pbro.
C
Mi querido don Juan en el Señor:
El reverendo Honorio Taramelli va a Roma para
arreglar sus asuntos relacionados con su
ministerio sacerdotal. Si usted puede facilitarle
un momento de audiencia con S. E. el Cardenal
Vicario, me haría un favor. ((**It17.882**)) Tuvo
la desgracia de caer en la herejía protestante;
ahora la ha abandonado y quiere vivir y morir como
un buen sacerdote. Lo recomiendo a la atención de
sus buenos oficios.
Va con él también a Roma el doctor en derecho,
José Barlani-Dini, para arreglar algunos asuntos
de contabilidad que tiene con su Secretario de
usted. Es persona de sanos principios y católico
de pura cepa.
Nuestras conferencias anejas siguen alegremente
a pesar de las dificultades. Los frutos son muy
satisfactorios. >>Sigue todavía la conferencia de
Roma?
Los Oratorios florecen por su número y sus
buenos resultados. En esta casa pasan de los
seiscientos. Siempre que hablamos de usted, pido
que la divina Providencia haga que un día u otro
tengamos la suerte de tenerle con nosotros para
edificarnos con sus palabras y con sus rasgos de
caridad.
El conde Cays, el conde Collegno, el masrqués
Fassati y el conde Giriodi, presidente de la
conferencia de Turín, le envían sus saludos.
Me sumo a todos ellos para impetrarle del cielo
salud, gracia y ánimo y encomendarnos todos a sus
devotas oraciones, al tiempo que, con verdadera
gratitud, considero como mi mayor dicha poderme
profesar,
De V. S. en el Señor
Turín, 1862, 18 de agosto
Afmo. seguro servidor,
JUAN BOSCO, Pbro.
P.D. Le agradezco lo que hace por nuestra rifa
y se la recomiendo.
D
Mi querido don Juan:
Le envío un recibo de la cantidad que me envió,
de la forma y con las palabras que en su bondad se
dignó indicarme. Celebro mi poca exactitud porque
así he tenido el gusto de recibir directamente sus
noticias, ya que, aparte las que me trajo la
benemérita duquesa Melzi, son muy raras las que
podemos tener.
Queridísimo don Juan, el Señor quiere que
pasemos por grandes pruebas; íes la
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