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((**Es17.756**) C Benemérita Señora: He tardado algo en responder a su respetable carta hasta tener la tranquilidad, que me faltó precisamente los días pasados. Me alegro mucho de que la calma y la resignación empiecen a abrirse paso en su corazón. Nosotros solos no podemos nada, pero, con el auxilio de Dios, lo podemos todo. Siga dedicándose a hacer obras de caridad y alternando con personas piadosas y amigas; ello le ayudará moralmente. Celebro que el R. P. Messi 1 le haya concedido comulgar varias veces por semana. Sea una por el marido difunto, otra por sus niños y la tercera a María Dolorosa, para alcanzar resignación a la voluntad de Dios. Me insta para que le manifieste algunas razones providenciales con respecto a usted. Tendría muchas; empiezo por las que, a mi entender, no superan las fuerzas actuales. Heme aquí, pues, para hablarle con la voz del Señor. 1. Tu marido fue llamado a mí, porque yo le tenía preparado un puesto mucho mejor del que él tenía en la tierra, donde le aguardaban muchos peligros espirituales y temporales. 2. Tú misma lo necesitabas; si tú hubieses tenido que morir antes que él, la separación habría sido demasiado amarga y cruel; por el contrario, cuando llegue el último día, tendrás un gran consuelo con el pensamiento de que el objeto más querido te espera en el seno del Creador. 3. El pan, que hace casi un año mezclas con tus lágrimas y tu dolor, aunque la falta de resignación disminuye algo el mérito, sin embargo, fue un gran tesoro para aliviar a tu marido, hacerte conocer la nada de las cosas de la tierra y también para darte ocasión de hacer un poco de penitencia por la vida pasada y, mucho más, para evitar una larga serie de peligros espirituales que te habrían amenazado. 4. Para dar en el mundo ejemplo de la madre que, en la flor de los años, renuncia a toda idea terrena para dedicarse a sus hijos. Contrariamente a lo que hacen tantas madres desnaturalizadas que, al pasar a segundas nupcias, abandonan sus criaturas en manos de personas ((**It17.876**)) asalariadas que, con servil educación, les dan a beber el vicio antes de que lo puedan conocer, etc. No sé si la molestará todo esto, que habría querido manifestarle antes. Le escribiré muchas otras cosas a medida que su corazón la tenga preparada. Le advierto que hablo con usted con la más franca confianza. Estas cosas demuestran la bondad del Señor con respecto a usted. Mil saludos para la señora Jerónima, para su señora cuñada y suegro 2. Que Dios los bendiga a todos; ruegue también por mí, que de todo corazón la bendigo. Turín, 17-7-70 Seguro servidor, JUAN BOSCO, Pbro. (1812-1899) y de la hija Mariana, casada con José Rosselli del Turco (1837-1905) y madre de Juan Bautista, Gertrudis, María Isabel, Diana, Tomás. 1 Filipense, su confesor y más tarde Obispo de Livorno. 2 Señor José Gondi (1808-1882). (**Es17.756**))
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